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Demagogia de Trump

La demagogia es sin duda un arte del que participan en cierto grado todos los políticos en su calidad de vendedores de ilusión que deben hallar portillos en la credibilidad de la gente para ganar su aprecio e introducir los mensajes. Desde Azaña a Churchill, todos los grandes discursos parlamentarios contienen en alguna medida concesiones parabólicas al exceso, a la demagogia, aunque en estos casos paradigmáticos no pasan de ser licencias retóricas que no alteran el fondo cabal de la pieza oratoria.

Pero hay otra demagogia ruin, evidente, repulsiva, que trata de embaucar al personal, de hacerle comulgar con ruedas de molino, y que es la que utiliza habitualmente el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, en sus mítines. El último hallazgo, en defensa de la Segunda Enmienda que autoriza a todos a poseer y portar armas, ha sido este discurso: "Creo que sus guardaespaldas [los de Hillary Clinton] deberían dejar todas las armas. Deberían desarmarse. Inmediatamente. Veremos qué le ocurre a ella". Clinton ni siquiera propone la supresión de la Segunda Enmienda y mucho menos que la policía se desarme, sino la regulación del comercio y de la posesión de armas de fuego. Como en la inmensa mayoría de las democracias del planeta. Lo demás, es pura mixtificación. Mentira, para entendernos.

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