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Nos roban

Estamos instalados en una época proclive al latrocinio alimentada por un modelo económico basado en el consumo salvaje (mis colegas economistas dicen que crea felicidad y riqueza), lo que conlleva la imperiosa necesidad de conseguir dinero de donde sea. Esta cultura, cada día más arraigada, impregna todos los estamentos sociales, así que no solamente roban los ladrones tradicionales como estafadores y asaltadores de personas y haciendas, sino que también lo hacen algunos políticos, representantes sociales, entidades diversas y hasta las multinacionales más importantes del mundo.

Miren ustedes, no pagar los impuestos a los que estás obligado significa un atraco a las arcas públicas y, en consecuencia, a todos los ciudadanos, y esto es lo que según la decisión del Tribunal de Justicia de la UE viene haciendo Apple en Europa desde hace once años con la connivencia de Irlanda. Bajo la normativa comunitaria, es una práctica prohibida que los estados miembros concedan beneficios fiscales a empresas selectas, que es lo que ha hecho Eire con la citada tecnológica, que, aprovechando esta ilegal ventaja, ha registrado los beneficios de la venta de todos sus productos en Europa, en aquel país y no en las naciones donde se han generado.

La conclusión es que ha birlado 13.000 millones de euros del impuesto de sociedades, que es a lo que asciende la sanción más intereses que debe devolver a pesar de que el Gobierno irlandés autorizó a Apple en 2007 a utilizar esa ingeniería financiera. ¿Por qué son ilícitas este tipo de ventajas? Pues porque si una empresa deja de pagar impuestos, no solamente perjudica a sus competidores sometidos a una fiscalidad normal, vulnerando las reglas de la competencia, sino que el resto de los contribuyentes tenemos que apoquinar más para compensar lo defraudado.

Apple no ha hecho nada prohibido, pues cumplió con las leyes irlandesas, y lo cierto es que este país ha vulnerado las normas, pero Bruselas alega que la multinacional gestionaba los beneficios de sus ventas en Europa a través de una oficina sin sede, ni instalaciones, ni empleados, así que no tendrá más remedio que pagar y cambiar sus procedimientos para ser más transparentes y respetuosos. Lo que realmente le molesta a esta corporación no es la cifra de la multa, que no llega al 7% de su tesorería (solamente en 2015 ganó 49.000 millones de euros), sino lo que sufre su imagen y reputación por esas prácticas contra la legalidad, así que deben estar muy arrepentidos, pues es difícil de entender que la empresa tecnológica más avanzada y que ha cambiado el mundo ahora se encuentre inmersa en una artimaña fiscal chabacana y primitiva.

Como ven, amigos lectores, los únicos que no escapamos del cerco fiscal somos los de siempre: asalariados y pensionistas, así que no digo ningún embuste cuando afirmo que los listillos defraudadores que no pagan sus impuestos nos roban a todos.

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