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Camilo José Cela Conde

Autoridad al volante

La ya ex-vicepresidenta de la comunidad autónoma de Castilla y León ha justificado el haber dimitido de su cargo reconociendo que cometió un error. Como se sabe, fue retenida por la Guarda Civil al verse implicada en un accidente de tráfico: un roce con un camión al adelantarlo de forma brusca, según los investigadores. La autoridad al volante no se detuvo; la interceptó la Guardia Civil en un control ochenta kilómetros adelante y al hacerle la prueba de la alcoholemia dio un contenido en sangre que triplicaba la tasa permitida.

El suceso tuvo lugar a las seis de la tarde, de vuelta a Zamora y tras dejar la autoridad a sus hijos en el aeropuerto de Barajas. De acuerdo con la versión de la señora con tal alto cargo, ni se dio cuenta del golpe al camión, ni iba a los 170 kilómetros por hora que le calculan, ni había bebido otra cosa que dos cervezas. Con lo que resulta que la ex-vicepresidenta quien presentó su dimisión tras hablar con Juan Vicente Herrera, el presidente de la Junta no cometió un error sino varios.

El primero de todos, el creer que los ciudadanos somos tontos. Alegando que es médico de profesión, la señora pillada con demasiado alcohol en el cuerpo pretendió darnos una lección magistral. Explicó a la prensa que si la tasa era tan elevada se debía a que a las dos únicas cervezas bebidas había que añadir los ansiolíticos que toma por el mucho estrés por el que está pasando, y esos medicamentos potencian el efecto del alcohol. Es cierto que lo potencian pero en absoluto hacen que suba la cantidad de alcohol que se detecta ya sea en sangre o en el aliento. Así que la realidad resulta aún peor porque a la mentira acerca de lo que se tomó se añade el que, siendo médico, la señora ex-vicepresidenta sabía de sobras las consecuencias de beber alcohol bajo el efecto de los ansiolíticos.

El segundo error que abunda en la idea de la señora ebria acerca de la inteligencia de periodistas y lectores es que pretende hacernos creer que ni siquiera se enteró de un golpe que hizo casi volcar al camión y dejó suelto el parachoques del coche de la ex-vicepresidenta. Al volante uno se da cuenta incluso de los golpes de las moscas contra el parabrisas o de que, aparcando, le ha dado al coche de detrás. Si es una barbaridad adelantar a un camión de forma tan disparatada como para que se desprenda el parachoques, aún lo es más hacerse el despistado.

Pero el mayor error de todos, aunque quizá no se haya producido, tiene que ver con su condición de madre. ¿Se tomó las cervezas que multiplicaron como de milagro la tasa de alcohol en sangre antes o después de llevar a sus hijos al aeropuerto? Si fue antes, es una suerte que el accidente no sucediese hasta más tarde. Porque aunque ella no se enterase de nada, cabe imaginar bastante bien lo que les podría haber pasado a sus hijos en el choque con el camión.

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