El hombre ha evolucionado en 10.000 años, a finales del Paleolítico, en el que apenas araba la tierra, hasta nuestros días. La evolución es enorme, sobre todo en las ciencias que en los últimos cien años han adquirido una magnitud superior a toda la era del hombre; así se ha conseguido volar adecuadamente; la medicina ha conseguido ver el interior del hombre con la consiguiente evolución; la comunicación entre los hombres es prácticamente instantánea, lo que significa que podemos conocer al instante los conocimientos humanos gracias a internet, una nube de conocimientos que, yo, la verdad, aún no puedo imaginar como funciona.

Pero desde el Paleolítico hasta el presente no se han eliminado las guerras. En el siglo pasado murieron en las dos guerras mundiales más de sesenta millones de personas, independientemente de nuestra Guerra Civil, en la que cayeron al menos un millón de españoles. Por si esto fuera poco en el siglo presente, además de las guerras que asolan continentes, del que no se escapa Europa por la de Siria, aparece el terrorismo que afecta a todo el mundo. Hace unos días leí en la prensa que el presidente de Francia, François Hollande, había impuesto en el bachiller una asignatura que creo que se llama "aprender a defenderse contra el terrorismo".

Ello significa que a pesar del Siglo de las Luces, con Rousseau, Montesquieu, Hume, Voltaire, de la Revolución Francesa, etc., el hombre no ha conseguido evolucionar hacia un mundo basado en la frase de Jesús: ama a tu prójimo como a ti mismo. No sé si se desea esta evolución o no, pero, aparentemente, parece que el hombre desea la destrucción de una parte de la humanidad para mantener un poder absoluto sobre el resto. La religión no ha servido para nada, pues el hombre cada día es menos religioso. Me refiero a la cristiana, basta ver lo vacías que están las iglesias de devotos y la carencia de sacerdotes que hay en la actualidad. No ocurre lo mismo con la religión musulmana, cuyos fieles practican cada día sus normas religiosas.

La guerra y el terrorismo es un status normal en nuestra sociedad. Es como el fuego contra el que se usa normalmente las alarmas. ¿Qué ocurrirá en otros 10.000 años? Posiblemente nos habremos destruido los unos a los otros; pero esto nadie lo puede saber. ¿Podremos seguir viviendo los siete mil millones de personas que habitamos en el mundo?

* Exdecano del Colegio de Abogados de Balears (ICAIB)