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Llorenç Riera

Gravamen para el Despilfarro de agua

No llueve y todos seguimos consumiendo y necesitando agua en la temporada que hay más turistas que nunca en Mallorca. En estas condiciones, la información sobre el estado de los acuíferos adquiere tintes semejantes a los de las encuestas de población activa o los índices bursátiles. Medio Ambiente interpreta los metros cúbicos disponibles, establece reservas porque teme que no se ha llegado a lo peor, activa la desaladora al máximo y al mismo tiempo interconecta los acuíferos.

Los municipios en situación de alerta ya son 40 frente a los 15 del balance anterior y el nivel de reservas se sitúa en el 41%. En estas condiciones, algo más habrá que hacer, aparte de contemplar la situación.

El plan estratégico que maneja la conselleria va incorporando nuevas iniciativas. Una de las más llamativas de las divulgadas ayer y con perspectiva de adquirir eficacia, es la de ir introduciendo el recibo de importe progresivo en función del consumo real. La tarifa y precio del agua es competencia municipal, pero desde el Govern se intenta ahora convencer a los ayuntamientos para que penalicen el despilfarro. El agua es ya en Mallorca un bien imprescindible pero escaso y por tanto reclama responsabilidad en el consumo. El gravamen económico para quien no sabe usar el grifo es probablemente una de las iniciativas más solventes y prácticas para lograrlo. Casi todo cambia cuando se toca el bolsillo.

Para los casos más graves queda la sanción proporcional a la irregularidad y a la falta de responsabilidad cometida. Un golf de Camp de Mar ha sido pillado extrayendo y usando agua potable. Ha despilfarrado el equivalente al consumo de una población de 5.000 habitantes. Ahora se expone a una multa que puede rozar el millón de euros.

La peor situación de sequía de la última década obliga a plantearse también si resulta conveniente afrontar la revisión de tarifas del agua que mana de la desaladora. Está claro que su potabilidad se vuelve mucho más costosa que la del agua de un acuífero subterráneo. La zona de influencia de Palma, que ya está en situación de prealerta y que el Govern previene con tacto diferente, dada su densidad de población, requiere un plan especial también en lo económico.

Se han interconectado algunas redes urbanas y enlazado acuíferos. También se habla de un plan especial para grandes municipios. Lo que está claro es que nada puede seguir igual y que una nueva sequía, propia del clima de este archipiélago, no tendrá argumentos para pillar al Govern de turno con la cañería de la previsión reseca. El consumo y administración responsable del agua también transcurre por estas vías que no toleran pérdidas ni fugas como las que tienen tantas redes de agua potable de Mallorca. Otro elemento a tener en cuenta.

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