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La minga dominga

Cuando creía que había perdido la capacidad de sorpresa, lo han vuelto a hacer. En esta esperpéntica y eterna campaña electoral en la que andamos envueltos, prima el aburrimiento, pero, cuando se ponen, son capaces de convertir el absurdo en ciencia. ¿Ustedes han visto el vídeo que corre como la pólvora por internet de Pablo Echenique cantando una jota en un bar junto a otros dirigentes de Podemos, Pablo Iglesias entre ellos? Mucha gracia no tiene el hombre, pero no es por eso por lo que el vídeo se ha hecho viral, sino por la letra de la cancioncita: "Chúpame la minga, Dominga, que vengo de Francia. Chúpame la minga, Dominga, que tiene sustancia" mientras le jalean sus compañeros de partido.

Vale, no es Serrat, y reconozcámoslo, estas palabras en su boca resultan, cuanto menos, chocantes, además de evidenciar una vez más el daño que está haciendo a nuestra salud mental la combinación de los móviles con cámara y las redes sociales. Al hablar, sin embargo, del esperpento de este país, no me refería a lo de la minga Dominga, quizá porque mi panda de juventud no era especialmente fina, y en aquellos tiempos en los que no éramos tan políticamente correctos como ahora, pasé muchas horas oyendo y coreando canciones de lo más burdas delante de una cerveza sin que pasara por mi cabeza que aquello pudiera suponerme una agresión como mujer. Sin embargo tras hacerse público el vídeo, las acusaciones a Echenique han sido feroces. Hay publicaciones que incluso se refieren a la canción como "la cara oculta de Podemos". Y luego está el PP.

Tan laxo a la hora de exigir dimisiones por prevaricaciones, malversaciones y mangoneos varios, no ha dudado en pedir la inhabilitación política del número tres de Podemos por machista. La portavoz adjunta del grupo del PP en Aragón, Marián Orós, ha asegurado sentir "vergüenza" como ciudadana al ver cómo "aquellos que han repartido carnés de la igualdad disfrutan, ellos y ellas con semejantes chanzas", y une lo de la canción con las posibles irregularidades en la contratación del asistente personal del político podemita para señalar que Echenique es indigno de ostentar un cargo institucional, como si cantar una canción verde en una cena privada fuera tal grave como no pagar la seguridad social de un empleado.

En esta época del todo vale; en esta función teatral que nos ofrecen desde hace un año cuyo el objetivo es desgastar al otro, ya no hay proporciones. Aunque mejor así. Dado que no hay forma de evadirnos del eterno día de la marmota en el que nos tienen metidos, por lo menos que nos entretengan con chorraditas como esta.

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