Diario de Mallorca

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La noticia de que el islote de S'Espalmador está en venta hace que salten todas las alarmas. En un mundo ideal las islas no serían de nadie, es decir, serían de todos, pero en ese planeta idílico tampoco habría idiotas a los que se les escape una bengala desde una barca fondeada y quemen el bosquecillo. Los idiotas y los absurdos abundan en nuestros tiempos y nuestras tierras. Qué se le va a hacer.

Aunque a lo mejor sí que se puede hacer algo. Los propietarios de S'Espalmador han puesto la isla en venta y se han dirigido a la administración, al Consell d'Eivissa, ofreciéndosela. Tanto las autoridades locales como las del Govern dicen estar interesadas pero alegan que la cantidad que piden los dueños, 18 millones de euros, es excesiva. Imagino que no será cosa de preguntarse cuánto se gastan esas mismas autoridades en asesores y demás frivolidades o comensalismos, no vayamos a caer en la depresión. Pero estamos en lo de siempre: en que no hay dinero ni para la cultura, ni para la historia, ni para el paisaje. Será que también habrá que esperar a vivir en un planeta ideal para que los dineros públicos sirvan a los intereses de todos.

S'Espalmador fue en tiempos, cuando yo iba cada verano por allí, un símbolo de lo que suponía el Mediterráneo. Era posible llegar de madrugada, anclar en unos fondos de arena impecables y quedarse varios días con el único estorbo de alguna que otra golondrina con turistas. Luego la masificación dio al traste con las maravillas, como sucede siempre, y dicen que hasta la ensenada olía mal con tanto vaciado de sentinas y fosas sépticas. La última vez que quise fondear en S'Espalmador no tuve que hacerlo porque había ya boyas de esas que intentan evitar los desmanes de quienes usan el ancla como arma de destrucción masiva, que no sólo de bengalas vive la estupidez. La isla seguía siendo, pese a la mucha gente en la mar y en la playa, un lugar envidiable.

Para que continúe así aparece la oportunidad de que quede en manos públicas. Y abre un debate interesante: ¿se conservan mejor unas tierras que son de todos? Los filósofos anglosajones nos explicaron hace mucho que no. La llamada paradoja de los comunes pone de manifiesto que nadie se siente obligado a proteger y cuidar lo que es un bien colectivo; de ahí que sean necesarias las cautelas y las normas. Pero yo no estaba hablando de leyes sino de sensibilidades. Quien haya tenido la oportunidad de ver cómo se cuidan los bienes públicos en los países civilizados y compararlo con lo que sucede en España habrá pensado en que estamos gafados pero no, no lo estamos. Se trata de una cuestión de modales, de cómo nos han educado. S'Espalmador en manos públicas sería lo deseable sin duda si nuestra administración estuviese mejor educada que sus ciudadanos. No sé si eso es posible; desde luego no parece que sea lo que sucede ahora mismo. Ojalá que ande equivocado.

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