Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llorenç Riera

Un tren impuntual con las necesidades

El servicio ferroviario de Mallorca adolece de muchas carencias. Entre las más difíciles de corregir está el desfase de sus trazados con los principales núcleos turísticos de la isla y las grandes necesidades de movilidad colectiva. No es el tren de la Mallorca actual, es el aprovechamiento, a trancas y barrancas, de las líneas pensadas para la demografía, el comercio y la agricultura insular de principios del siglo XX, que poco o nada tienen que ver con los comportamientos humanos y económicos de hoy. Son unos trenes y unas vías, además, sujetos a querencias y rechazos muy desiguales por parte de los gobernantes de turno. El ferrocarril público de Mallorca sabe por igual de ignorancias y promesas casi siempre incumplidas.

Aún con todo ello, registra una media de 379.411 pasajeros al mes. Según Serveis Ferroviaris de Mallorca hasta febrero de 2015 solo se hacían estimaciones aproximadas, pero de julio a julio pasado se llegaron a sumar, "con cierre tarifario" 4 millones de usuarios. Cada día laboral 292 trenes se mueven entre Palma, Inca, Sa Pobla y Manacor. Los días festivos son 99. Al año llegan a sumar 72.127 trayectos.

Ante estos datos uno no puede más que interpelarse sobre qué ocurriría si el servicio ferroviario de Mallorca funcionara bien, fuera moderno y estuviera más acorde con las necesidades de movilidad plena de los residentes y visitantes de la isla. Queda acreditado que existe una demanda contundente de transporte público eficaz. Un tren renqueante logra pasajeros, un convoy deslizante sobre la urgencia de la vida y el ocio cotidiano actual acapararía muchos más. También desatascaría carreteras y es posible que hasta disimulara mejor el agobio turístico actual. Pero todo nos pilla a destiempo. Aquí también permanecemos en vía muerta.

Es una doble línea paralela que se bifurca en dos únicas en dirección a Sa Pobla y Manacor, a partir de l'Enllaç, esa estación de nadie, sin destino ni partida, que antes todo el mundo conocía como S'Empalme. Más que una conexión es un interruptor, porque la bifurcación también tiene doble sentido no homologado. Es física y energética. El tren pasa de eléctrico a diesel. Y hay que hacer trasbordo. Los trenes que saltan fronteras y salvan anchos de vía diferentes no pueden superar l'Enllaç. Quien más quien menos puede narrar una peripecia vivida en el lugar.

Ahora el Govern confirma para el año próximo la electrificación integra de ambos recorridos. Son 47,1 millones a cargo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y de la Comunidad Autónoma a la que no le llegan las provisiones de los convenidos ferroviarios suscritos con el Gobierno. Mallorca no da para un AVE, pero, a cuenta de este pretexto, hasta ahora tampoco ha dado para un tren de cercanías moderno. El concesionario de la electrificación, aparte de las condiciones técnicas y económicas, deberá cumplir con otras laborales y de marcado acento social. El destino está fijado para 2018.

Compartir el artículo

stats