Abrir las puertas de Marivent para que todo el mundo pueda conocerlo, aunque sea en tiempo y forma limitados, cuánto se alberga detrás de sus muros, es un avance. Significa respetar la voluntad expresada por Anunciación Marconi, la viuda del pintor Juan de Saridakis, cuando lo donó a la Diputación en 1966. Pero hacerlo de un recinto que es residencia oficial de uso privado para la Familia Real impone límites y condicionantes. También crea atractivos específicos y fomenta curiosidades ilimitadas que hasta ahora no se habían podido satisfacer.
Sin la obra del pintor y con los muebles recuperados por la familia de Saridakis, de Marivent importa su entorno, el lugar privilegiado que ocupa y quienes moran algunas temporadas en el palacio. El Govern le concede también un gran valor botánico pero lo adecuado parece relativizar esta circunstancia frente a todo lo demás. El hecho es que el Ejecutivo autonómico había especificado en sus acuerdos de gobernabilidad que se comprometía a abrir los jardines de Marivent para todo aquel que tuviera interés en recorrer sus senderos. Ahora lo consigue y además lo hace gratis total. Entrada libre en horario y días pactados con la Casa Real. Una hectárea de Marivent será de acceso libre 9 meses y medio al año, excepto del 15 de julio al 15 de septiembre y los 15 días de Semana Santa. Las puertas se abrirán en febrero próximo. Queda por delante un periodo de obras para la instalación de sistemas de seguridad, servicios y accesibilidad para usuarios con movilidad limitada. Abrir Marivent supone un gasto de 385.000 euros y cien mil en vigilancia, adicionales a los ordinarios actuales de mantenimiento.
"Se cumple una reivindicación histórica". Este es el logro y el gozo del Govern. El Ejecutivo que siempre llora con justa causa por su mala financiación y que tiene serias dificultades para afrontar sus gastos ordinarios, está tan contento que regala la vista a los jardines de Marivent. Todo un detalle con la ciudadanía y la Familia Real, a la vez. También un buen instrumento para procurar mayores afinidades entre el pueblo soberano y la institución monárquica. Otra cosa son las prioridades en cuanto a importancia y difusión de los bienes patrimoniales. Aún sin desmerecerlo, Marivent no es el principal enclave ni monumento que puede ofrecer Mallorca al residente y al visitante aunque, eso si, presenta mejor aspecto que el Palacio de Congresos imposible de inaugurar.
Marivent no es La Almudaina ni la Catedral, por señalar solo las comparaciones más llamativas . Conclusión: el Govern negocia mejor, o tienen mayor interés en hacerlo, con la Casa Real que con Patrimonio Nacional o el Cabildo. Pese al agravio de Marivent, hay otras prioridades dependientes del valor histórico y el bien patrimonial y aún cabe interpelarse sobre si un precio, aunque sea simbólico, no es también una forma de señalar el valor de las cosas y cuánto cuesta mantenerlas. ¿Pagar un poco basta para renunciar a la curiosidad de conocer Marivent?