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Antonio Papell

¿Por qué ahora sí habrá gobierno?

Según el recuento de Albert Rivera, han transcurrido 274 días de provisionalidad desde el decreto de disolución del Parlamento para celebrar las elecciones del 20D y este pasado martes, cuando Ciudadanos anunciaba su disponibilidad para suscribir un pacto de investidura con Rajoy. Y la pregunta está en boca de todos: ¿por qué no ha sido posible cerrar un pacto en tanto tiempo y sí precisamente ahora?

Quien bucease de buena fe por los análisis sin el suficiente espíritu autocrítico podría llegar a la conclusión de que por fin el patriotismo ha eclosionado y se ha impuesto a cualquier otra consideración. Rivera lo refirió con donaire el martes, y a buen seguro su cotización subió este día varios enteros. Pero no hay que dejarse engañar por las interpretaciones simplistas: la verdad es que el pacto de investidura se cerrará porque se ha producido una conjunción ocasional entre el interés general, que recomienda desde el principio de este periodo de provisionalidad la formación de un ejecutivo cuanto antes, con los intereses particulares del PP y, sobre todo, de Ciudadanos.

Al PP le interesa gobernar por razones obvias. Porque aunque los populares se hubieran podido plantear la conveniencia de permanecer una temporada en la oposición para sanearse, no parece que este sea el momento más adecuado ya que va a dar comienzo inmediatamente una serie interminable de procesos judiciales por corrupción (a primeros de octubre empieza el caso Gürtel, que arranco en tiempos de Aznar). Ya se sabe que las condiciones que le ha impuesto Albert Rivera son leoninas, pero siempre podrá bandearse mejor permaneciendo en el poder que estando en la oposición.

Pero sobre todo le interesa a Ciudadanos, ya que la encuesta del CIS de esta semana corrobora que se mantiene la tendencia a la baja de ese partido que ahora sacaría el 12% cuando obtuvo el 13,94% de los votos el 20D y el 13,05% el 26J„ y que hoy por hoy es la formación con menos fidelidad de voto (el 67,7%): un 5% de sus electores aseguraban en el sondeo que votarían al PP y un 13% que tenían dudas o irían a la abstención. Además, si hubiera nuevas elecciones, se celebrarían conforme a las ley electoral actual, lo que lesionaría gravemente los intereses de C´s. Además, este partido habría malogrado la oportunidad de llevar a cabo una reforma de la legislación electoral que, de realizarse, enterraría el bipartidismo imperfecto.

Este desentrañamiento de las verdaderas motivaciones de C´s no es en absoluto vergonzante ni admite recriminación alguna: en la política democrática no hay héroes ni se los necesita, y los partidos se constituyen precisamente para representar y defender intereses de grupos, facciones, clases, opciones ideológicas, etc. Por ello, cuando el interés de un partido coincide con el interés general, la política se mueve y al contrario.

En definitiva, el pacto PP-C´s, que arroja 169 escaños „a 7 de la mayoría absoluta„, será con toda probabilidad la base de la nueva mayoría. El 25 de septiembre hay elecciones en Euskadi, y el PNV deberá acordar su propio gobierno en Euskadi, que requerirá previsiblemente algún respaldo más que el que ya tiene del PSE. El trueque de apoyos en Euskadi sería una posibilidad que habría que tantear, aunque haya que esperar hasta entonces para tomar las últimas decisiones. Tampoco puede descartarse que algunos de los ocho diputados del Partido Democrático de Cataluña, antigua CDC, se desmarquen del delirio "cupero" y tomen la decisión de volver a representar al catalanismo político. Y en última instancia, el PSOE ya ha anunciado que "no bloqueará" el nuevo gobierno. Todo indica que estamos ya en camino hacia la normalización.

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