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La SEPI y la televisión estatal

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), propietaria de RTVE, ha hecho público un informe de evaluación de la gestión de este organismo que sugiere que aquella institución, de carácter meramente financiero, no entiende nada del papel del audiovisual público, al que recrimina "una situación patrimonial delicada" y le echa en cara no haberse sabido adaptar a los cambios tecnológicos ni a los nuevos gustos de la ciudadanía.

No parece que el audiovisual privado sea un modelo en que haya de mirarse el público. Es más bien al contrario: la abundante chabacanería del audiovisual privado, salvando las honrosas excepciones, justificaría, por sí sola, la búsqueda de una televisión pública de calidad que satisficiera la demanda de mayor nivel de la ciudadanía, con una pretensión pedagógica y estimulante. Y en cuanto a la financiación, conviene recordar que al audiovisual público estatal se le privó de publicidad y se le asignaron unos ingresos tasados, con los que tiene que bandearse sin márgenes de discrecionalidad. En estas circunstancias, parece irónicor habla de mala gestión.

Lo que habría de hacerse, en fin, es reconsiderar el audiovisual publico, devolverle la neutralidad relativamente perdida en 2011 y dotarle de medios suficientes para que pueda cumplir cabalmente sus funciones, tanto en el terreno informativo como el social y cultural.

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