Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Papell

El CIS refuerza a Sánchez

La credibilidad del CIS atraviesa un mal momento dadas las desastrosas predicciones que precedieron las elecciones del 26J, ya que según el organismo público debió haberse producido el sorpasso de Unidos Podemos al PSOE y por más de cuatro puntos. Aquel adelantamiento no se produjo, por razones sociopolíticas que a algunos nos parecieron evidentes y que ya explicamos en su momento, por supuesto antes de que las elecciones en cuestión pusieran a cada cual en su sitio. Sea como sea, se comprende la gran dificultad de aquellas encuestas, inmediatamente posteriores a una alianza entre IU y Podemos que tuvo una difícil digestión y produjo mudanzas súbitas y bruscas en las preferencias electorales.

Esta vez, la situación parece más clara y los resultados del barómetro, realizado sobre 2.479 entrevistas personales en domicilios, son especialmente fáciles de leer. Sólo los socialistas repuntarían en algo más de medio punto ya que pasarían de 22,66% de los votos a un 23,1%. El resto de las formaciones bajarían levemente. Así, el PP pasaría del 33,03% al 32,5%; Unidos Podemos y las confluencias bajarían hasta el 19,6% frente al 21,1% que lograron en junio y Ciudadanos obtendría el 12% de los sufragios, frente al 13,05% de la vez anterior. Cualquier mediano entendedor verá en esos datos que hay un apoyo cierto a la estrategia rectilínea de Pedro Sánchez, un nuevo aviso a Albert Rivera, que de nuevo baja levemente la caída de unas décimas de punto para el tercer o cuarto partido de una circunscripción es a menudo decisiva y una seria advertencia al Partido Popular, totalmente estancado y sin expectativas de mejora en una nuevas elecciones, más bien al contrario. En definitiva, se desmonta la idea que ha circulado en algunos mentideros de que quien más se beneficiaría de unas terceras elecciones sería el PP, hipótesis basada en el mantenimiento de la misma tendencia al alza que el partido experimentó entre el 20D y el 26J, y ello acercaría Rajoy a la mayoría absoluta. Ya se ve que las cosas no parece que vayan por ese camino.

En definitiva, aunque el CIS no ha ofrecido el reparto en escaños que provendría de esta distribución, es claro que las terceras elecciones no beneficiarían a nadie

los equilibrios serían prácticamente idénticos, y, de llegarse a ellas, sería muy legítima la exigencia ciudadana de que, ante el estancamiento irreductible y por simples razones de profilaxis política y moral, los líderes actuales dieran obligatoriamente paso a otros diferentes. Por ello, esperemos que estos resultados refresquen el ingenio de quienes están obligados a formalizar los acuerdos. El grueso de la tesis de Sánchez, que consiste en exigir a Rajoy que se esfuerce en conseguir la coalición de su partido con los afines, y particularmente con Ciudadanos, para reunir una "mayoría suficiente" de gobierno que, una vez lograda, debería ser convalidada en la investidura de la manera que fuese, parece que ha arraigado en la opinión pública, sobre todo después de que algún miembro del PP haya tenido el mal estilo de pedir a los socialistas la rebelión interna frente a Sánchez (Juan Manuel Moreno, el presidente del PP andaluz).

El peloteo de responsabilidades es en política un arte, y aquí tenemos larga experiencia en ello. Pero ya está bien de jugar con la inteligencia de los ciudadanos: la pelota está en el tejado del PP y de Ciudadanos, y si ese pacto no se logra, la opinión pública habrá de saber por qué. Rivera tiene, en efecto, que cumplir la palabra dada a sus electores, y es legítimo que lo haga, y Rajoy ha de comprender que algunas medidas adoptadas con radicalidad y sin el menor consenso durante la legislatura pasada tendrán que ser revisadas de los pies a la cabeza. Tampoco es tan difícil de entender.

Compartir el artículo

stats