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Matías Vallés

Europa niega sus atentados

El momento más embarazoso de la televisión reciente muestra a un teniente coronel del ejército español, especializado en el terrorismo islámico...

El momento más embarazoso de la televisión reciente muestra a un teniente coronel del ejército español, especializado en el terrorismo islámico, sugiriendo que el asesino de un centenar de personas en Niza no tenía por qué guardar relación con Isis. El experto argumentaba que el camionero podría haber sufrido un revés personal que lo empujara a la matanza, sin más pretensiones ni cómplices.

No importa tanto la ferocidad de los datos posteriores en desmentir al militar español, como el énfasis que pone Europa en negar sus atentados. Si el hermano de Abu Bakr al-Baghdadi cometiera un asesinato en masa, los expertos occidentales se afanarían en destacar que el vínculo fraternal no implica sumisión ideológica. La ocultación funcionó también con motivo de la carnicería en una discoteca de Florida.

En el caso del agresor con un hacha en un tren de Baviera del pasado lunes, estaba disculpado por haber sufrido la pérdida reciente de un amigo. El más reciente asesino de una decena de personas en un centro comercial de Múnich, "se hallaba sometido a tratamiento psiquiátrico". Además había sufrido bullying, a falta de averiguar el vínculo con una matanza de personas desarmadas. Si en algún atentado de ETA se hubieran endosado con tanta facilidad los condicionantes personales del terrorista, se habría culminado la infamia. Ahora, Europa niega su locura exonerando a los "perdedores radicales" que retrata Enzensberger en un ensayo magistral. El escritor no se rebaja a arrebatarles la pulsión criminal.

Europa está tan obsesionada por negar que tiene un problema, o por trasladarlo a Siria, que ni siquiera cuestiona la calidad de un "tratamiento psiquiátrico" que desemboca en una matanza de niños. Leyendo el Cándido volteriano se llega a la conclusión de que Pangloss es una caricatura desmedida, pero el preceptor sería un crítico exaltado por comparación con la aceptación ovina o bovina del Occidente contemporáneo.

Bernard-Henri Lévy desmontó a los cautelosos a raíz de Niza. La envolvente de la oleada de atentados que ha sufrido Europa en dos años es muy simple, ¿se hubieran producido de no existir un fenómeno conocido como "terrorismo islámico", al que además alimentan las masacres encadenadas? Atajar este problema parece más urgente que debatir si los sucesivos asesinos cumplían a rajatabla con los mandatos coránicos.

Tres agresores en una semana, todos ellos con doble nacionalidad o doble identidad. Tunecino y francés, afgano y alemán, iraní y alemán. No se trata de proteger a los europeos blancos, sino a los tres turcos que perdieron la vida el viernes en Múnich. Respecto de las ocho víctimas, implican una proporción superior a la presencia de emigrantes de Turquía en Alemania. La Europa panglosiana vuelve a consolarse, el asesinato en masa muniqués fue "un acto de locura". ¿Quieren decir que los atentados de ISIS no son "actos de locura", sino propuestas racionales?

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