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JOrge Dezcallar

Despropósitos

Los meses de julio siempre han sido proclives a inestabilidad e incluso a golpes de estado, como bien sabemos en España. Debe ser "la caló", que dicen en Andalucía, que reblandece los sesos y explica tanto despropósito como llevamos en las últimas semanas. A mí se me ocurren los siguientes, con la certeza de que ustedes podrán ampliar esta relación.

Empiezo con el Brexit, donde un referéndum innecesario convocado por un líder torpe para unir (sin lograrlo) al partido Conservador ha acabado provocando un cataclismo político en Europa, y ha dejado a la población de Reino Unido dividida por segmentos de edad, de educación y de identidad nacional. Mientras, en los Estados Unidos, un país armado hasta los dientes sin contar con sus fuerzas armadas, se ha puesto de moda asesinar a policías (estas locuras son contagiosas) en "venganza" por las frecuentes muertes de ciudadanos negros a manos de las "fuerzas del orden", pues ya se sabe que allí si uno es negro tiene muchas más posibilidades de acabar en la cárcel o muerto. Como todo el mundo tiene armas, los policías prefieren disparar primero y preguntar después. Otro despropósito. En los EE UU ya no hay discriminación pero la segregación racial lamentablemente sigue siendo algo muy vivo en su sociedad.

Sin salir de los Estados Unidos tenemos el despropósito de la convención del partido Republicano, que ha entronizado a un individuo atrabiliario como candidato a la presidencia del país más poderoso del mundo. Con Trump al frente, el elefante, símbolo de los republicanos, puede convertirse en especie amenazada de extinción en los EE UU. Confiemos en que los norteamericanos sean capaces de reaccionar antes del primer martes de noviembre, cuando tendrán que elegir presidente, aunque no inspire ninguna confianza lo ocurrido hasta ahora. Para proteger a los delegados se han adoptado en Cleveland medidas de seguridad extraordinarias que impedían llevar paraguas o botellas de agua... pero que dejaban portar armas de fuego porque eso en Ohio es legal. ¡Otro despropósito!

Y en Niza vemos a una multitud que silba al primer ministro cuando rinde homenaje al casi centenar de asesinados, dando al terrorismo una victoria aún mayor de la ya lograda al dividir a una sociedad traumatizada tras tantos ataques y tantos muertos, y haciendo aflorar en ella sentimientos de miedo y xenofobia que tan contrarios son a su vieja tradición republicana. Es un despropósito no unirse frente al terror y otro buscar protección en el extremismo del Frente Nacional, cuando lo que deberían hacer los franceses es estar más unidos que nunca frente a los que quieren destruir sus valores. Como es otro despropósito el del joven refugiado afgano atacando a cuatro chinos en un tren alemán en nombre del Islam. No caben más sinsentidos juntos. Claro que poca lógica cabe esperar de estos iluminados de Alá.

Otro gran despropósito es el turco. Tras un anacrónico y chapucero golpe de estado militar, la sociedad turca ha salido valientemente a la calle para defender la libertad y caer en la incongruencia posterior de confiar su custodia a un presidente con credenciales islamistas y autoritarias, que ha aprovechado para decretar el estado de excepción y limpiar el país de todos aquéllos que se le oponen entre los militares, jueces, periodistas, policías, maestros o funcionarios. Ya hay 7.000 detenidos y unos 60.000 expulsados de su trabajo. ¡Se dice pronto! Va a resultar que el verdadero golpe de estado es el de Erdogan, mientras llama la atención la ausencia de las mujeres en todo lo ocurrido, aunque son la mitad de la población, como si ya temieran la que se les viene encima. Igualmente incurren en despropósito quienes piensan que esta Turquía puede tener un lugar en la Unión Europea.

En Venezuela, los "éxitos" de la Revolución Bolivariana hacen que miles de venezolanos que tienen la suerte de vivir en regiones fronterizas no encuentren otra solución que cruzar a diario a Colombia para comprar comida, medicinas o pañales. Por allí hace calor siempre y no tienen que esperar a julio para desvariar, cosa que el actual régimen aprovecha con entusiasmo. Mientras, esos líderes bolivarianos tan admirados por Pablo Iglesias y los suyos se obstinan en no reconocer errores y acusan de sus males a una conspiración mundial, que es lo fácil, aunque todavía no se les ha ocurrido lo de bautizarla como judeo-masónica.

Más cerca de nuestros lares, las autoridades de Bruselas, empujadas por puritanos alemanes, se empeñan en imponer sanciones a España por no cumplir con los objetivos de déficit... olvidando convenientemente que a ellos (y a los franceses) les perdonaron cuando a su vez los incumplieron entre 1992 y 1995. Esto del doble rasero es otro despropósito al que los europeos somos aficionados y confieso que los puritanos me molestan mucho.

Y ahora se descubre que Rusia dopaba sistemáticamente a sus atletas como política de Estado para llenar su medallero, privando injustamente del fruto de sus esfuerzos a muchos atletas honrados. Si el equipo ruso queda fuera de los Juegos Olímpicos de Río, se lo habrán merecido y en este caso no sería un despropósito, aunque no sé si habrá agallas para hacerlo. El despropósito se producirá si finalmente participan.

Y aquí, en España, hay muchos despropósitos, empezando por el nuevo acuerdo antinatura entre Junts pel Sí y la CUP, que no hace falta ser adivino para saber que también acabará mal porque hay que estar muy desesperados para meterse con esos en la cama. Los muchos despropósitos relacionados con la (no) formación de Gobierno en Madrid se los ahorro porque no me caben aquí.

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