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Llorenç Riera

El significado de caminar hasta Lluc

Este año no se celebrará la tradicional marcha desde el Güell al santuario. Se alegan motivos económicos para suprimirla pero el Consell se compromete a recuperarla para el próximo verano

Las gentes y pueblos de Mallorca han tenido siempre la vista puesta en Lluc. El santuario es el referente, el elemento aglutinador, el punto de encuentro y la casa pairal de todos los mallorquines, en afortunada expresión acuñada en tiempos del obispo Úbeda y el prior Ballester. Después, el cor de la montanya ha atravesado otros avatares de distinto signo, pero eso no ha minado su significado y valor.

Dado que los pasos tienden por naturaleza a seguir la senda de la mirada y el sentimiento de cada uno, no resulta extraño que los residentes en esta isla hayan peregrinado desde tiempos casi inmemoriales hasta Lluc, sea de forma individual o colectiva, organizada o colectiva. Primero fue el reclamo religioso, después el deportivo, cultural, lúdico o evasivo. O todo ello junto, que no tiene porqué ser incompatible, sobre todo en estos tiempos modernos de pluralidad y laicismo. Más allá del turismo uniforme, Lluc permanece sobre la confusión y la diversidad. El referente mantiene su solidez.

Ahora se suspende la tradicional marcha veraniega desde el Güell de Palma a Lluc y parece que hay una pequeña hecatombe. El fundador no puede reprimir las lágrimas y el Consell se apresta rápido al compromiso para que pueda tener continuidad el próximo año. Se esgrimen motivos económicos y agobio de burocracia para justificar el tropiezo. Habrá que admitir también exceso de confianza, algo de dejadez y un punto de improvisación, pero todo lo dicho no es más que una expresión actualizada de lo apuntado antes. Lluc sigue importando. Ahora parece que al verano mallorquín le falta algo propio porque un sábado de agosto no se puede emprender la gran caminata nocturna desde el Güell. El año pasado participaron en ella 8.000 personas. Lleva celebrándose desde 1973. Muchas generaciones de mallorquines la tienen incorporada a su calendario estival.

Pero tampoco convendrá dramatizar en exceso. Las sendas y atajos de Lluc permanecen transitables para cualquiera en cualquier momento. No quedan vedadas las expresiones de "mallorquinidad". Que se sepa, en septiembre, habrá la también tradicional y más diversificada marcha desde la Part Forana. No cabe entenderlo como competencia ni rivalidad. Es otra oportunidad de caminar en la noche bajo la estrella de Lluc.

El Grup Güell tiene méritos y reconocimientos justificados. La falta de financiación y la pequeña crisis actual es también una oportunidad de pulir recorrido y comportamientos de civismo y respeto a gentes y entorno. Ir a Lluc también es eso, congeniar con el trayecto y un envite a la reflexión sobre si ya no se pueden convocar grandes eventos en Mallorca sin subvención ni patrocinio público. Los tiempos evolucionan y las costumbres y manifestaciones populares lo hacen igualmente con ellos. Las marchas a Lluc adaptan su trazado a estas realidades.

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