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Llorenç Riera

Llamada inexcusable y esperada por todos

No puede sorprender. Después de lo que se ha conocido con el levantamiento del secreto de sumario, la pregunta es, quizás, por qué no se ha producido antes.

El titular del juzgado de Instrucción 12 de Palma atiende la petición del fiscal y llama a declarar, en calidad de investigado, a José María Rodríguez. Era un episodio que ya se daba por inevitable desde todas las partes aludidas o implicadas, desde el propio afectado, su partido, la oposición policía y hasta la opinión pública que en los últimos días ha tenido constancia del papel relevante que concede el instructor judicial a Rodríguez dentro de la trama de corrupciones, extorsiones y demás derivados irregulares que se han maniobrado desde la Policía Local y la sección de Urbanismo del ayuntamiento de Palma.

Si los asuntos en cuestión, en investigación procesal desde hace más de dos años, tuvieran decencia y amparo legal, podríamos conceder a Rodríguez la condición de autor intelectual de su despliegue pero, vistos los hechos, no cabe ir más allá, al menos por el momento, de las graves etiquetas de "artífice en la sombra" de unas "turbias maniobras" con "estructura corrupta".

La primera reacción del hasta esta semana presidente del PP de Palma, incluso antes de que Madrid forzara su dimisión, ha sido la de negarlo todo, incluyendo alteraciones administrativas y favores sexuales. Ha dicho desconocer las acusaciones que se dirigen en su contra y reclamado tiempo para defenderse. Ahora podrá cumplir con todo ello y justificar su posición, porque la citación judicial le abre todas estas posibilidades y le brinda garantías legales. No solo a él en persona, sino a los intereses colectivos. El 22 de agosto, fecha fijada para la comparecencia, se vuelve por tanto día clave para descifrar aspectos determinantes del modo de actuar en lo que fue Patrulla Verde de la Policía Local de Palma y la sección de Urbanismo que, según testigos de peso, también investigados, Rodríguez llegó a manejar a su antojo. Por lo menos en parte.

Habrá que fijarse también en el hecho de que las explicaciones que ahora reclama el juez, a petición del fiscal, no le hayan sido requeridas antes al exregidor, exconseller de Interior y ex delegado del Gobierno, por su propio partido. Este comportamiento no deja en posición cómoda al PP y alimenta la convicción sobre la capacidad de influencia y control del protagonista en el seno de su propio partido.

La responsabilidad política y las justificaciones debidas en el ejercicio del cargo público no son incompatibles, ni mucho menos, con la presunción de inocencia a la que tanto se alude. Y eso no se ha tenido en cuenta, se ha dejado más bien que la confusión y el silencio dejaran abiertas todas las sospechas, en muchos puntos razonadas. Por eso la comparecencia de Rodríguez es ya ineludible.

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