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Llorenç Riera

El Consell descorcha el túnel de Sóller

Será igual que descorchar una inmensa botella de cava. Los aromas, sabores y colores del inigualable valle de Sóller podrán ser paladeados por todos, sin pasar por taquilla. La reivindicación mantenida durante dos décadas eternas se plasma en realidad. El Consell decide rescatar la concesión del túnel de Sóller y dejarlo abierto a la libre circulación de vehículos. La decisión está tomada y en conocimiento de los 15 trabajadores de Globalvía que trabajan en el túnel. Falta sin embargo acordar la indemnización del rescate que, según las previsiones actuales, no alcanzará los 30 millones que reclama la concesionaria. Es posible, por tanto, que el asunto también acabe en los tribunales.

Nada nuevo en cualquier caso para un recorrido que en su día ya inauguró la apoteósica era de los escándalos políticos de corrupción, con resolución judicial, en Mallorca. En este aspecto todavía no se ve, ni por asomo, la luz de la salida del túnel. La gran perforación otorgada en 1989 a Cuart y después, con la quiebra de este grupo, confiada a FCC, acabó, por voluntad de Aznar, con la vida institucional, que no política, de Gabriel Cañellas. Hoy puede allanar, aunque sea en la misma vera de los tribunales, el futuro de Miquel Ensenyat.

Ya somos todos vecinos de Sóller y Fornalutx. Dejaremos de pagar el peaje más caro de España igual que ellos, lo cual tendrá como primera consecuencia el vuelco de la demografía oficial con respecto a la real. Los municipios de la Vall perderán empadronamientos pero, sin barreras en el túnel, incrementarán su potencial turístico y económico. También verán trastocados los usos sociales de una geografía que se define, como pocas, por los comportamientos de sus residentes.

El túnel de Sóller fue abierto en 1997 pero cabe preguntarse si su inauguración efectiva será ahora. Mucho más si se tiene en cuenta que no fue ideado para facilitar el acceso a los residentes. Se planificó como recurso de apoyo a proyectos urbanizadores que, por fortuna, no han llegado a consolidarse. El único peaje de Mallorca tiene ahora sus días contados. Pasaremos a pagarlo de forma colectiva a través del Consell.

Con una media de 10.500 vehículos diarios a un precio mínimo de 4,95 euros por utilitario y trayecto, el túnel es hoy un negocio apetecible. Su rentabilidad se ha disparado a partir de 2015. Las discrepancias entre la concesionaria Globalvía y el Consell tienen en este punto, probablemente, su principal escollo, pero, según se admite desde ambas partes, no hay marcha atrás. Cualquiera tendrá posibilidad de llegar o salir de Sóller en las mismas condiciones que de Artà o Ses Salines. A partir de este nuevo concepto el túnel podrá justificar y dar sentido a su existencia real y hasta incluso es posible que amortice algunos de los escándalos que se han colado o enterrado a través de él.

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