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Llorenç Riera

Rodríguez vuelve a ser obligado a dimitir

No es una escena nueva ni se reproduce con protagonista principal diferente. Simplemente se repite y actualiza en su gravedad. José María Rodríguez vuelve a dimitir. Esta vez lo hace de su cargo de presidente del PP de Palma y con ello también arrastra a sus principales peones en la junta local, Sandra Fernández y Álvaro Gijón, aunque éstos no dejan sus cargos institucionales. Sin imputación penal entre manos, pueden limitar su renuncia, al igual que su jefe Rodríguez, a la acción política. El nombre de Gijón también salpica el sumario de la corrupción de la Policía de Palma, aunque el juez, en sus autos, reserva las principales alusiones para el controvertido presidente local del partido, un Rodríguez que ahora se declara indefenso y alejado de la trama.

Madrid ha vuelto a intervenir de forma tajante con unas órdenes que solo se reconocen en privado. Si Gabriel Cañellas fue en su día un escollo para que José Maria Aznar llegara a La Moncloa, Rodríguez no puede ser hoy una sombra para que Mariano Rajoy comience a tantear un complejo pacto de gobierno estable con fuerzas políticas compatibles.

Sin duda el presidente del PP de Palma, con abundante influencia en toda la estructura regional del partido, no aspiraba a tanto. Le sobraba con intervenir sobre todos los resortes del poder, centrado últimamente en Cort y con la sección de escándalos y extorsiones de la Policía Local como principal herramienta. El conseller Rodríguez que ya quedó en evidencia desde "mi despacho" cuando la Guardia Civil irrumpió en el ayuntamiento de Andratx de Eugenio Hidalgo y que después abandonó sin explicaciones la delegación del Gobierno, vuelve a estar en el ojo del huracán. Es casi su posición natural. Pero ya se sabe que llega un momento en que las grandes tempestades resultan imposibles de controlar. Esta vez han vuelto a actuar los meteorólogos de Madrid. Como suele ocurrir casi siempre en la calle Génova, lo han hecho más en clave propia, en forma de impermeable ante el gran chaparrón, que pensado en la ética, la estética y la transparencia. Madrid siempre parchea al PP de Balears. La gestora regional debe habilitar una gestora local en Palma. Todo provisional para un partido que, aún con sus peores resultados, obtiene el mayor apoyo del electorado. Respetemos la presunción de inocencia, lo cual no anula la gravedad de las afirmaciones que hace el juez sobre el dimisionario, después de más de dos años de instrucción.

Rodríguez amortigua su renuncia impuesta reclamando tiempo para defenderse. Es un derecho que le asiste, pero también lo necesitará porque resulta presumible que sea llamado por el juez y porque debe muchas explicaciones coherentes a la opinión pública.

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