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Llorenç Riera

La impunidad de los grandes morosos

La actualización de la lista de grandes deudores de la Agencia Tributaria arroja tantas dudas sobre la igualdad de trato fiscal como la afirmación de la abogado de Estado, Dolores Ripoll, en el juicio de Nóos, en el sentido de que Hacienda no somos todos, en alusión al presunto delito fiscal de Cristina de Borbón. A fuerza de topar con los hechos, deberemos admitir que, en la práctica, somos contribuyentes de forma desigual y que el alto volumen de deuda con el fisco no se traduce por necesidad en mayor aprieto de las correas de la exigencia y la reclamación por parte de la Administración.

La morosidad no adultera la imagen pública. Es más, hasta es posible que la incremente. De no darse estas dos condiciones, en la lista de la fama de quienes, por su nivel de ingresos, están más obligados a pagarnos hospitales y carreteras, no figurarían tantos deportistas de élite ni las grandes sociedades del país. Dani Pedrosa no pierde cilindrada por deber más de un millón de euros a la Agencia Tributaria. La morosidad fiscal tampoco es impedimento para que Alvés efectúe, entre bambalinas, su traspaso del Barça a la Juve o para que Sacyr se vanaglorie de su participación en la ampliación del canal de Panamá. Mario Conde se sentiría decepcionado si hubiera saltado de ella. Hasta la propia Administración se debe a sí misma, lo cual, por si quedara alguna duda, significa que tampoco sabe hacer cuentas internas y, en cambio, se empeña en hacer las domésticas de quienes deben beneficiase de su gestión. La Comunidad de Murcia es una de las grandes deudoras, aunque su consejero de Hacienda precisa que todo se arregló en febrero. El despilfarro de la Radiotelevisión Valenciana tiene enorme resaca fiscal.

¿Y Balears? Tampoco queda atrás, faltaría más. Vicente Grande es el campeón regional de la morosidad fiscal. Su conglomerado empresarial, entrado en concurso de acreedores en 2008, debe a Hacienda 33 millones de euros que, por supuesto, ya no le avanzará Sa Nostra. Mathías Kühn figura igualmente en buena posición dentro de la clasificación de quienes deben más de un millón de euros a la Agencia Tributaria, al igual que varias firmas vinculadas al sector aeronáutico, como Orizonia o la desaparecida Futura. Se esfuman firmas comerciales de la construcción, el turismo y el transporte y con ello vuelan sus deudas.

La segunda lista de grandes morosos difundida ayer por Hacienda arroja un resultado de 4.768 contribuyentes de toda España que en total deben 4.768 millones. En medio año, entre la primera y la publicada ayer, apenas se ha recuperado 334 millones, lo cual significa, bien a las claras, que la exposición pública de una parte considerable de los trapos sucios de la fiscalidad no da los resultados esperados. Y que Hacienda carece de detergente suficiente para lavar con el nivel de blancura deseado.

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