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Antonio Papell

Podemos en crisis

Podemos está en crisis porque la estrategia de Pablo Iglesias al frente del partido ha resultado nefasta para la organización y catastrófica para el cumplimiento de sus objetivos pretendidamente progresistas. Y es además evidente, después de la brusca defenestración de Sergio Pascual (de la cuerda de Errejón) como secretario de Organización, que es Iglesias quien dicta personalmente las pautas.

La irrupción de Podemos en el legislativo español el pasado 20 de diciembre pudo desembocar en la formación de un gobierno de centro-izquierda formado por el PSOE y Ciudadanos si Iglesias se hubiera avenido a una fórmula "a la valenciana" (en la comunidad valenciana, Podemos respalda pero no forma parte del ejecutivo autonómico). Sin embargo, la obstinación de Iglesias frustró tal posibilidad y condujo irremisiblemente a las elecciones del 26J que suponen de facto la permanencia del PP en el poder. El continuismo es su responsabilidad.

En otro orden de ideas concomitante con el anterior, Iglesias fue también el vehemente epígono de Julio Anguita que aceptó la sugerencia de la alianza entre Podemos e Izquierda Unida, operación que ha supuesto la pérdida de más de un millón de votos y el descenso desde el 24,4% que sumaron conjuntamente podemos e IU en diciembre hasta el 21,1% en las últimas elecciones. El descalabro fue intenso sobre todo en las circunscripciones en que IU estaba mejor situada, particularmente en la comunidad de Madrid, donde Unidos Podemos logró 367.000 votos el 26J, frente a los 473.000 logrados por separado por Podemos e IU el 20D. Y en todo caso, el tan cacareado sorpasso al PSOE, que las encuestas llegaron a asegurar unánimemente, no se produjo. Y mucho menos ganó Unidos Podemos las elecciones, como sus dirigentes habían llegado a pronosticar en los raptos de euforia.

Errejón ya había advertido que la coalición era contraproducente porque las dos formaciones partían de fundamentos ideológicos completamente distintos. Podemos es una organización transversal que intenta reproducir los esquemas populistas de Laclau y que pretende otorgar voz a "los de abajo" para que se sobrepongan a "los de arriba", las elites instaladas, en tanto Izquierda Unida está nucleada en torno al Partido Comunista, marxista leninista todavía, muy ideologizado, enemigo de la pertenencia europea de España, etc. Era claro que el matrimonio entre Garzón e Iglesias expulsaría a los votantes más fervientes de IU y desconcertaría a los de Podemos, cuya cercanía originaria al PCE era evidentemente escasa puesto que la mayor parte de ellos provenía de la abstención (el 25,4% de sus votantes), del PSOE (el 28,1%) e incluso del PP (el 9,7%).

Pero hay todavía más factores que explican el retroceso de Podemos: la arrogancia del líder, que resulta insoportable cada vez para más gente; la frivolidad ideológica de Iglesias, que ubica a su partido en todo el arco parlamentario hasta recalar en la socialdemocracia, después de aliarse con Anguita, Cañamero y Monedero; los cambios súbitos de posición encaminados a complacer en la mayor medida posible a la audiencia? Y el desastroso Brexit, que alarmó sin duda a muchos electores y les llevó a adoptar posturas más conservadoras para que nuestro país no emprenda una deriva desorientada como el Reino Unido?

Si el PP consigue formar gobierno, por cualquier medio de los posibles según la matemática electoral, el futuro adquirirá una incómoda lejanía para las organizaciones que asuman la tarea de oposición. El PSOE deberá reconstruirse íntegramente y Podemos no tendrá más remedio que adquirir una entidad y una envergadura. Iglesias y Errejón, los dos puntales de esta aventura tendrán tiempo de ponerse o no de acuerdo, de idear estrategias y de hacer definiciones, siempre embarazosas pero imprescindibles en la tarea de representar a una ciudadanía que quiere identificarse en algún grado con sus representantes.

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