Diario de Mallorca

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Con el fin de aliviar el hartazgo y desasosiego que han producido el ilógico referéndum en el Reino Unido y su derivada tormenta financiera y la campaña electoral española, nos encaminamos en busca de la quietud del campo, ya dorado, en plena recolección de cereales, un agro abrasado por la sequía que recuerda más a la sabana africana que al vergel que fue en otro tiempo. Las últimas encuestas y sus pronósticos sobre el resultado del referéndum británico han fallado de forma estrepitosa y lo mismo con respecto a las segundas generales españolas. De sorpasso nada. De camino por las atiborradas carreteras mallorquinas y en las frecuentes paradas por el colapso circulatorio se podía observar como unos trabajadores del Consell o del Govern, da igual, estaban cortando de forma impenitente las adelfas que humanizan la medianera, adelfas ahora en plena florescencia.

Le pregunté a uno de los obreros porqué estaban cometiendo tamaña atrocidad y el aprendiz de verdugo contestó, eso sí educadamente, que recibía órdenes superiores. Al intentar averiguar quién pudiese ser ese personaje, tan superior, que había dispuesto tamaño exceso, rehusó responder pero levantó el dedo índice con trazas, de hacer un "tanto", pero esa no era su intención, alzó la mirada hacia el cielo como si se tratase de alguien relacionado con el "altísimo". Otro empleado, pendiente de aquel diálogo de besugos, pero algo más explícito, aclaró que la orden venía "de la conselleria"?, vale dije, y mayor inquietud. Estaba claro que una decisión tan equivocada nunca podía llegar desde el entorno del "creador", tenía que provenir de un nivel inferior, por supuesto instalado en la tosquedad, la barbarie, y la falta de clemencia.

La adelfa debe su denominación al vocablo árabe "al-defla", se trata de un arbusto que produce hermosas flores, rojas, rosas, blancas, habita las riberas del Mediterráneo, es robusta, resistente a la sequía y agradecida. Nuestro baladre es una planta perfecta para el clima de Mallorca, nos regala en primavera y en verano una aromática y profusa floración. Tradicionalmente ha templado la correosa circulación en las carreteras de la isla, su fragancia es voluptuosa y penetrante. Y como siempre, y en esta caso más, detrás de la belleza se esconde el mal. La adelfa es una de las plantas más tóxicas de la tierra, los animales, inteligentes, conocen que no la pueden comer ni tocar.

En el año 2002 se estreno en Estados Unidos la película, White Oleander "La flor del mal" en España, dirigida por Peter Kosminsky, en la que tuvo una magnífica interpretación Michelle Pfeiffer. La película es un melodrama en el que se incide en la naturaleza y presencia del mal y en un tema tan complicado como son las relaciones familiares. White Oleander es la adelfa blanca. Resulta, también sorprendente que en 1945, un tiempo después del bombardeo de Hiroshima, las adelfas florecieran, fue la primera especie vegetal que se desarrolló a pesar de la radiactividad. La ciudad de Hiroshima, por ello, decidió incorporar a su escudo esta humilde flor.

En la antigua Grecia las adelfas rodeaban el oráculo de Delfos y causaban admiración entre quienes acudían a pedir consejo. A la vez su toxicidad proporcionaba resguardo ante vistas indeseadas. El oráculo de Delfos situado en el monte Parnaso contaba con tres pitonisas cuya perspicacia y aciertos en sus vaticinios siguen siendo hoy causa de fascinación y un enigma para las entidades que se dedican a análisis sociológicos, en especial entre las que realizan encuestas y pronósticos. No es raro que tengan motivos de preocupación a la vista de los resultados y de sus erróneos pronósticos.

Grecia, país hoy empobrecido por la política y arrasado por incendios forestales, tiene el buen gusto de poner en los márgenes de las carreteras, árboles y adelfas, si uno no sale de las autovías no percibe la aridez del paisaje. En Mallorca cuyas carreteras estuvieron cuidadas y adornadas con chopos, plateros y adelfas que proporcionaban sombra, paz y sosiego, hoy están despobladas y descuidadas, parecen más propias del desierto de Nevada que del Mediterráneo. En la autovía de Manacor se podía disfrutar del bello espectáculo de una medianera llena de flores de diferentes colores, cosa rara en nuestras carreteras, y ahora algún insensible ignorante ha dado orden de arrancar nuestras modestas adelfas.

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