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Cuidado con los gobiernos en minoría

Rajoy se ha ofrecido a presidir cualquier gobierno por cualquier medio, ya que, aunque le agradaría encabezar una coalición de amplia base, está dispuesto a conformarse con un gobierno en minoría, basado en sus 137 diputados. Lógicamente, para gobernar el día a día necesitaría contar con apoyos puntuales en cada uno de los asuntos que pretendiera sacar adelante, y no necesariamente el partenaire habría de ser siempre el mismo. Todos los presidentes anteriores a Rajoy tuvieron experiencia en este sentido, aunque las minorías mayoritarias fueron más amplias (la menor de ellas, en la primera legislatura de Aznar, era de 156 escaños). Naturalmente, para poner en marcha un gobierno de esta naturaleza es necesario lograr primero un pacto de investidura. Tras el 26J, Rajoy podría obtener los 176 votos necesarios, por ejemplo, con sus 137 escaños más los 32 de Ciudadanos, los cinco del PNV, el de Coalición Canaria y el de Nueva Canarias, que se presentó en las listas del PSOE.

Debe tenerse en cuenta sin embargo que, según la Constitución española, el gobierno formado sobre una minoría queda altamente protegido por el llamado voto de censura constructivo. Es decir, para derribarlo, no basta con sumar una mayoría que esté dispuesta a ello: es necesario que esta mayoría esté también dispuesta, en el mismo acto de la censura, a entronizar a un nuevo presidente en su lugar. En otras palabras, y en nuestro caso, ese presidente minoritario sólo podría ser relevado si PSOE y Unidos Podemos estuvieran de acuerdo en reemplazarlo por otro presidente. Difícil coincidencia, que perpetuaría seguramente a Rajoy durante la legislatura. Conviene saberlo antes de actuar.

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