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Antonio Papell

Crisis: la postración española

Hace unos días, Eurostat publicaba los datos del PIB de los países comunitarios hasta 2015 y quedaba de manifiesto que España y Grecia son los únicos países de la UE que todavía a comienzos de 2016 no habían alcanzado el PIB nominal de 2007, anterior a la crisis económica y financiera. Del conjunto de datos se desprendía asimismo que los tres países rescatados Portugal, Irlanda y Chipre habían ya superado el desarrollo anterior al crisis, e incluso el PIB de Irlanda era un 20% superior al de antes de la crisis. La postración no ha sido, pues, ni mucho menos general, y por ejemplo Alemania, que apenas registró crecimiento negativo un único año (en 2009), ha crecido un 22%, de forma que si su PIB era de 2,4 billones de euros en 2008, en 2015 ha superado ya los tres billones.

Pero si el conocimiento de aquellos datos ya resultaba inquietante para los españoles, que habíamos llegado a pensar que la gran depresión era un fenómeno general que también nos había arrastrado a nosotros ya se sabe: mal de muchos?, lo son todavía los datos del PIB per cápita que ha publicado Eurostat el miércoles de la pasada semana.

En 2007, el PIB per cápita español llegó a ser el 107% del PIB promedio de la Unión Europea, acontecimiento que fue convenientemente aireado por el presidente Zapatero, ya que superaba en aquel momento a Italia, con lo que hubiéramos podido exhibir títulos bastantes para formar parte en su lugar del G7, por ejemplo. Pero aquella fue una gloria efímera; poco más tarde, el estallido de la burbuja y la posterior crisis de deuda nos provocaban un grave quebranto. Y después de un descenso ininterrumpido año tras año, al final del 2015 el PIB per cápita español era apenas el 92% de la media de la UE. El conjunto de la zona euro se sitúa en el 106% de dicha media comunitaria, lo que agrava aún más la postración española.

El PIB per cápita no es el único indicador del nivel de vida, ni el más fiel a la realidad, pero está íntimamente relacionado con él. Y en la actualidad, España ocupa el número 13 de los 28 países de la UE, por detrás de Luxemburgo, Irlanda, Países Bajos, Austria, Alemania, Dinamarca, Suecia, Bélgica, Reino Unido, Finlandia, Francia e Italia? Este último país, por cierto, ha caído también en picado, pero nos saca una ligera ventaja: su PIB per cápita es el 95% de la media. Salvo Italia, todos los países que nos preceden superan la media de la UE.

Estos datos rompen, en primer lugar, algunos tópicos. El más relevante, el de que el gran mérito de Rajoy consistió en evitar el rescate de España. Puede que sí y puede que no, pero la evidencia es la mencionada: Irlanda, rescatada, ha crecido el 20% desde el arranque de la crisis y España solo alcanzará en el presente ejercicio el PIB nominal anterior a la gran hecatombe.

Pero, además, el dibujo de la realidad que se desprende de estas estadísticas nos alerta de la magnitud del quebranto y de la necesidad de rectificar el rumbo con mucho más rigor y más inteligencia de la que nos llevó hasta el pozo del estallido de la burbuja y de la doble recesión. A todas luces es muy conveniente un gran consenso entre los partidos para resolver en primer lugar el principal problema de supervivencia: el de la puesta a punto de un país que en un cierto momento ha perdido el norte y las referencias y se ha sumido en un profundo pozo del que todavía no hemos terminado de salir. Ante este reto, todo lo demás parece accesorio.

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