Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llorenç Riera

Deseos y emociones sin solución eclesial

La diplomacia vaticana tiene acreditada fama de finezza y solvencia. Sin ir más lejos, lo han acreditado las últimas actuaciones del papa Francisco en el establecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, su intervención en la crisis de los refugiados o en la problemática de Oriente Medio. Salvando las distancias, no ha ocurrido lo mismo en el escabroso asunto de la relación entre el obispo de Mallorca y su secretaria.

Aunque en este caso la diplomacia deba aplicarse en términos más prácticos y humanos que meramente políticos, habrá que tener en cuenta que el mejor uso diplomático no es siempre el de dilatar las cosas y dejar pasar el tiempo. Pero a la Iglesia institución le irrita que le marquen los tiempos desde el exterior, aunque lo hagan los mismos acontecimientos neutros. En esas estamos. Ella es muy dueña de su cielo particular. Por eso blinda su gloria ante demonios mediáticos bien intencionados. Y la diócesis de Mallorca purga los desvaneos y el desgaste de su obispo bajo penitencia de distanciarse, todavía más, de la sociedad abierta y plural.

Saltan a la opinión pública el cruce de misivas oficiales y dossiers intercambiados entre el nuncio Fratini y Mariano de España a cuenta de la relación entre monseñor Salinas y Sonia Valenzuela y sobre todo de "un matrimonio que está acabado y una familia desecha por culpa del obispo". Grave acusación, sin contrapeso pastoral, ante la cual el lamento del nuncio y sus buenas intenciones se vuelven irreverentes. Y nada diplomáticas, porque en este caso, el desajuste familiar, el declive diocesano y la sensibilidad alterada deberían estar muy por encima de la mera táctica política. "Todo está bajo discernimiento de la Santa Sede" sentencia Renzo Fratini dando por sentado que a él no le corresponde ir más allá de Pilatos. El embajador vaticano hace prevalecer su función de alto funcionario sobre la de prelado cuando se limita a exteriorizar su profundo deseo de que "la familia rota se recomponga en paz". Debería admitirnos que, en un mundo de creyentes adultos, no bastan oraciones para ello. Y que a los milagros conviene aplicarles un efecto preventivo para que sean eficaces. Las cosas no pueden contemplarse solo desde las curias episcopales. Con mayor amplitud de miras y menos gremialismo purpurado, tampoco hubiera saltado, o por lo menos se hubiera razonado, la nota de la provincia eclesiástica en la que incluye Mallorca, en defensa del metropolitano Cañizares. Aún sin afinidad, el respeto a prácticas sexuales y formas familiares implica mayor caridad y comprensión.

Pero aquí en conjunto, aparte de dramas y desestructuras familiares, lo que subyace, por lo que respecta al gobierno de Salinas y vinculado a todo ello, es una diócesis también alterada y sin plan de actuación claro y definido. No se perciben objetivos por lograr. Dios proveerá, tanto por lo que respecta al obispo vuelto al redil como a su gobierno mermado de recursos y de ilusiones. Pero deberá hacerlo por insolvencia mundana.

Compartir el artículo

stats