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Pilar Garcés

El desliz

Pilar Garcés

Los libros molestan en es Born

Qué desfachatez de ciudad. Mira que instalar una Fira del Llibre en pleno centro para que los compradores y consumidores de bien se la tropiecen. Vergüenza debería darle a este Ayuntamiento de rojos, contaminar los espacios de negocios conocidos popularmente como calles con esas cosas que tienen tapas pero no acompañan a las cañas de cerveza. Mira que hay sitios donde colocar puestos llenos de esos artefactos que tienen lomos pero no son pepitos. El acabose y la ruina de nuestros probos restauradores. Mira que hay barrios que se merecen que les impongan la presencia de esos objetos que ahuyentan a los turistas. ¿Alimento del espíritu? Por lo que vale una novela se pueden tomar una bebida carbónica con un par de hielos, y eso sí que redunda en el PIB de nuestra comunidad. Propongo que el año que viene la instalen la Fira junto al ascensor a ninguna parte del Palma Arena, o en el Canódromo, o en las canteras abandonadas del Arenal. Donde no moleste a nadie. Pero por favor, liberen es Born, que es tan cuqui con sus terrazas, y sus escaparates impresionantes, y sus macetones marcando territorio. Si nuestros visitantes quieren leer pueden mirar la carta y las interminables etiquetas de una camisetita cualquiera adquirida en las franquicias circundantes. ¿Que es Born es un paseo porque la gente pasa? Eso pasó a la historia. ¿Que es Born pertenece a todos los palmesanos, incluidos los que leen? Apártense, por favor, que acaba de atracar el crucero más grande del mundo.

La asociación de restauración de la zona ha enviado una carta a los libreros, quejándose del perjuicio que les ha causado la actividad de la Fira del Llibre durante dos semanas. Tiempo en que sus terrazas se han reducido y sus ganancias han mermado. Evidentemente, defienden sus negocios como los libreros el suyo, muy tocado cuando en ediciones anteriores el consistorio les envió al destierro por protestas como las actuales. Sin embargo resultan muy lamentables el tono y algunos de sus argumentos, como que la Fira es antiestética o que es Born se ha convertido en una zona de prestigio únicamente porque ellos han puesto sus sillas y mesas, y a sus camareros y dependientes a servir allí. Señores, si su empresa se encuentra radicada no en un inmueble privado sino en el espacio público sabrán que hay unas servidumbres que deberán tolerar y prever. Esas servidumbres van desde las fiestas populares a actividades culturales como la Fira del Llibre en el caso de un sitio tan emblemático. Si el municipio necesita la vía que te alquila, y eso está en el contrato, la recupera puntualmente y no hay más drama.

A mí no me extraña que los usufructuarios de vías cuya conservación pagamos entre todos se hayan venido muy arriba en esta ciudad intransitable. El afán de rentabilizar hasta el último centímetro cuadrado de suelo les ha convertido en los dueños y señores de la calle, que es suya y no de la ciudadanía. Las aceras son territorio comanche. Si les da la gana sacan una pizarra con sus especialidades, o ponen un aparcamiento de bicis de sus clientes, o una sombrilla de diseño, y tú te vas al asfalto con el carrito de tus bebés, que para eso ellos están levantando España. Ocurre en toda Palma y especialmente en el centro. Contribuyó a este descaro la famosa consulta popular sobre las terrazas del Borne, más fácil de cocinar que una encuesta del CIS, por la que el Ayuntamiento entregó a terceros la legitimidad de decidir qué tipo de paseo íbamos a tener los palmesanos. El electorado les había dado el mandato claro en las urnas, pero ellos prefirieron enredar. Triunfaron las terrazas, y acostumbrados sus dueños a ganar, veo a los pobres libros poco futuro en es Born. Salvo que una mesa se quede coja y haga falta calzarla con algo de escaso valor.

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