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Llorenç Riera

Exhibición de mando y dificultad de gestión

Importa más, considerablemente más, el ejercicio del poder en manos de una determinada persona o en beneficio de las siglas que representa, que la capacidad práctica del trabajo efectivo y el despliegue del programa político, si es que éste se ha trazado y comprometido. Esta es la impresión que se adquiere al contemplar el panorama general de los ayuntamientos de Mallorca en el momento preciso en que se cumple el primer aniversario de su elección.

Cierto que una cuarta parte del total del periodo de gobierno establecido es todavía insuficiente para dejar huella significativa en un mundo caracterizado por la lentitud y el obstáculo burocrático, pero da bastantes pistas, sobre todo en una etapa en que han aflorado abundantes formaciones políticas de nuevo cuño y se han insinuado modos de gestión reveladores. Era una intención que, de momento, no se ha plasmado en la práctica diaria de los despachos municipales.

Con un año consumido, se observa con suficiente claridad lo que ya se intuía de principio. Los pactos las mayorías absolutas están en declive se han estructurados a partir de las personas, en la fracción de alcaldías y mucho menos en la configuración de programas de confluencia entre quienes han suscrito el acuerdo. Si a ello sumamos que la práctica totalidad de consistorios atraviesan serios problemas de financiación, se hallará otro motivo para dar amparo a la poca viabilidad ejecutiva de las actuales ayuntamientos. Ante ello, por lo general, se opta por hablar más de planteamientos políticos teóricos que de compromiso y eficacia en la gestión.

A los cinco meses, Manacor ya ejecutó la moción de censura prometida el primer día contra el alcalde de Més, Miquel Oliver. Para ello, la escisión entre El Pi y PP se volvió a injertar para dar estabilidad a Pedro Rosselló en la alcaldía, un cargo que ahora parece estar a punto de perder Toni Mulet en Maria. La incapacidad de sacar adelante las normas subsidiarias es el pretexto que utilizan Més, El Pi y PSOE, para presentarle una moción de censura. En Binissalem está forma de relevo está menos madura, pero el "agua de mayo" puede tornarse árida sequía para Jeroni Salom si la izquierda sigue limando sus asperezas.

Los pactos suscritos hace un año y no siempre explicados en su contenido y definición otra evidencia del simple reparto de sillas fuerza a cambios en las alcaldías de Petra, Sineu, Santa Margalida y Llucmajor. En 2017 deberá hacerse el relevo en Alaró, ses Salines, Andratx, Son Servera y Sant Joan a lo que habrá que añadir, quizás, el resultado de las tambaleantes situaciones de Calvià y Pollença. Será la confirmación de la tónica prevista, muchos relevos en el mando, la alternancia encadenada de caras nuevas, sin que ello garantice solvencia en la ejecución ni capacidad de trabajo coordinado en equipo. Este periodo de gobierno tiene visos de dejar la foto de muchos alcaldes y alcaldesas vara en mano y contadas mejoras en infraestructuras y servicios.

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