Si los augurios de la demoscopia se confirman, las próximas elecciones supondrán la consumación de un cambio de gran importancia en la política española, el paso del bipartidismo al tetrapartidismo, que ya estaba dibujado como esbozo pero se confirmaría en el cuadro final y reflejaría los cambios sociológicos que la crisis ha provocado en España. No hay indicio alguno, sin embargo, de que esto suponga el fin de la partitocracia (el dominio de los aparatos), sino el principio de otra forma de reparto entre partidos. Siendo esto así, la cuestión de fondo estriba en si los tripulantes se adaptarán pronto al manejo de un vehículo con tantos mandos y juegos de giro o seguirán habitando en un imaginario bipartidista y en la única dialéctica derecha-izquierda. La circulación se volverá más complicada, pero el que quiera llegar al destino del poder tendrá que hacerse a la nueva conducción.
