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Cuaderna

Tontos e idiotas, no. Disciplinados, sí

Después de exhibir por toda la geografía balear, e incluso con transcendencia a escala nacional, nuestra incapacidad de proponer, desde Balears...

Después de exhibir por toda la geografía balear, e incluso con transcendencia a escala nacional, nuestra incapacidad de proponer, desde Balears, al candidato o candidata número uno al Congreso de Diputados en sustitución de Mateo Isern, algunos de nuestros dirigentes nos han querido tomar como tontos e idiotas, vendiendo que lo que ocurrió el lunes, en la junta directiva insular del Partido Popular, fue una muestra de transparencia, participación y democracia interna.

Pues no. Fue una muestra de la más encarnizada lucha por el control del poder interno del partido. Fue una muestra cainita de banderías, corrientes, clanes y egoísmos personales enfrentados entre sí; no para discutir la idoneidad de los aspirantes a candidatos, sino para experimentar la fuerza de cada grupo o corriente en el seno del PP, con la vista puesto al futuro congreso regional. A partir de ahí que cada uno saque sus conclusiones sobre quien fue el ganador o ganadores, y quien fue el perdedor o perdedores.

Modestia aparte, yo lo tengo claro. No hubo más que un perdedor; el Partido Popular de Balears en su conjunto, es decir, todos los afiliados y simpatizantes de nuestra formación política, que han observado atónitos como en Balears el Partido Popular se empeña en transitar por el camino de la autodestrucción. Tiempo habrá para pedir y exigir respetabilidades.

Pero ahora lo que toca es hacer un ejercicio de autodisciplina, compromiso y responsabilidad de cara a las elecciones generales del 25 de junio. Lo que nos jugamos no es el futuro del partido, que también, nos jugamos el futuro de España. Esto es lo realmente importante.

Así pues, resuelta por Madrid nuestra incapacidad de proponer un candidato o candidata, aceptemos todos unidos a Teresa Palmer como nuestra mejor y única candidata posible. Esto exige hacer un ejercicio de responsabilidad dejando aparcadas corrientes, capillitas y egoísmos personales. Debemos ponernos a trabajar todos juntos con un único objetivo: obtener un buen resultado electoral, para al menos, repetir la representatividad alcanzada el 20 de diciembre y aportar, desde Balears, nuestro granito de arena para que Mariano Rajoy siga de presidente y culmine la hoja de ruta diseñada y así consolidar el crecimiento económico iniciado, la reducción del paro, la reforma administrativa aun pendiente, garantizar las pensiones y trasmitir confianza y estabilidad, por parte de España, en el contexto internacional.

Hoy más que nunca debemos ser conscientes que España necesita superar el discurso de la demagogia, de las palabras huecas, de las frases hechas, o del eslogan publicitario. Hoy de lo que se trata es de dar certidumbre, es de juntar ideas fiables y viables, de abanderar sentimientos de pertenencia a este gran país que es España y de poner todas nuestras energías a trabajar en una misma dirección. Solo así podremos superar el pesimismo instalado, como decía Ortega, en nuestras almas. Lo importante ahora no solo es saber de dónde se viene sino saber a dónde se quiere ir. Para ello hará falta un diagnostico certero de la realidad de España hoy. Debemos trabajar para que nuestras propuestas sean interiorizadas y asumidas como propias por cada uno de los ciudadanos, que quieren ver en el partido popular al partido que es capaz de levantar España en una acción de gobierno responsable, eficaz y beneficioso para el conjunto de la sociedad.

No se trata de vencer, se trata de convencer, y es que, como dice Ortega y Gasset: "En épocas criticas puede una generación condenarse a histórica esterilidad por no haber tenido el valor de licenciar las palabras recibidas, los credos agónicos, y hacer en su lugar la enérgica afirmación de sus propios valores€ Si quiere ser útil „él dice a la humanidad„ a España, debemos comenzar por ser fieles a nosotros mismos".

Es en este afán de ser útil a la sociedad por lo que el Partido Popular de Balears debe emprender el camino inequívoco de la acción común y de la unidad interna de todos y entre todos, solo así podremos convencer a la sociedad de que puede confiar en nosotros. Sé que el esfuerzo debe ser titánico, pero vale la pena.

España no puede quedar al albur de populismos, de pactos de sillas, de renuncias ideológicas y de encantadores de serpientes. Debemos transmitir nuestro amor a nuestra tierra, Balears, sin necesidad de renunciar a sentirnos orgullosos de ser españoles. Para ello no es menester ser agresivo en el verbo, ni descalificar a los oponentes; basta en convertirnos en activistas en defensa de las libertades civiles, de los derechos individuales, de la igualdad de todos y entre todos, y de que el progreso solo se alcanza abrazando los valores de nuestra más secular tradiciones europeísta, dejando de lado ideologías trasnochadas, que travestidas de modernidad, solo aspiran a someter a la sociedad bajo su yugo.

Sí. Debemos autodisciplinarnos y dejar de lado todo tipo de división y lucha por el poder interno; porque ahora no toca. Solo con unidad podremos defender nuestro programa; programa que se basa en la defensa de la libertad, de la igualdad de todos los españoles, de la solidaridad entre territorios, del principio de división de poderes, de la independencia de la justicia y de la necesaria imparcialidad del Tribunal Constitucional, de los principios de merito y capacidad, de la protección social, económica y jurídica de la familia, de la protección y defensa de los menores, del derecho y el deber de trabajar, de la distribución equitativa de la renta regional y personal, de la objetividad y no arbitrariedad de los poderes públicos€ en definitiva: Teresa Palmer es nuestra mejor candidata. Afrontemos el reto electoral unidos y disciplinados.

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