Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llorenç Riera

Pactos y candidatos de última hora

La repetición de elecciones se veía venir con claridad desde hace tiempo. Sin embargo, es como si hubiera pillado a todos por sorpresa. Nadie ha tenido el programa preparado y ni siquiera el candidato a punto. Con carencias tan sustanciales expuestas con claridad ante la opinión pública, se han sucedido los codazos, la estricta pugna por el poder, por alcanzar posición de salida en las listas y asegurarse, cuando menos, la capacidad de influencia.

Ha faltado entrenamiento, sentido práctico y ha sobrado postureo y protagonismo hueco. Los comportamientos se asemejan a los de quienes concurren a unas elecciones por primera vez, lo cual no deja de ser desalentador. La generosidad puesta en boca por casi todos, no se percibe en el momento de adoptar las decisiones.

Estrictamente al final, el último día permitido a última hora, Podemos y Més cierran su coalición. El tercer puesto de la candidatura será para Més por espacio de dos años, lo cual, caso de alcanzar el escaño, viene a ser medio diputado. No se sabe muy bien qué harán pero ya sí dónde se colocarán. De todos modos, la confluencia de ambas formaciones se transforma en revulsivo y en la principal novedad de la repetición de elecciones en Balears, por mucho que cambien las caras en el resto de formaciones.

El PSOE es quien queda más descolocado con el entente con calzador de Més y Podemos. Armengol necesita afianzar su posición en el partido, ahora que las baronías se refuerzan, cuando Susana Díaz permanece en la retaguardia y Ximo Puig planta cara a Pedro Sánchez. En cualquier caso, la presidenta balear pretende enlace directo con Madrid, con Ferraz y La Monchoa por igual y nada mejor para ello que su hombre de confianza, un Pere Joan Pons poco conocido, pero de máxima confianza. Armengol manda a su jefe de gabinete a encabezar la lista del Congreso.

Donde las aguas aparentaban mayor tranquilidad es donde andan más revueltas en este momento. En el disciplinado PP en el que nada debía cambiar, emerge la contestación y la pugna interna desde el momento en que los efectos del escándalo de la Policía Local de Palma han obligado a apartar a Mateo Isern.

Las cosas se han complicado tanto en el PP, que este partido se ve forzado a ser el último en poner rostro a su cartel electoral. Ante la división balear, no resulta descartable que Madrid, otra vez, acabe imponiendo personas y condiciones sin atender a cuotas de Palma o de la Part Forana. Maria Salom, apuntada en principio como relevo de Isern, parece perder posiciones en los últimos días. Solo un candidato de consenso, no salpicado por la corrupción, permitirá una cierta autonomía. Sin embargo, con los nombres que se barajan, salvo sorpresas, también de última hora, la renovación parece descartada. No deja de ser llamativa la cantidad de incidencias que presenta la confección de candidaturas para unas elecciones de repetidores.

Compartir el artículo

stats