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Llorenç Riera

El escándalo de la Policía jubila a Isern

La Policía Local de Palma, sus escándalos y corrupciones para ser precisos, han demostrado ser más poderosos o cuando menos tener mayor capacidad de influencia, que José Ramón Bauzá. El método resultará discutible y perverso, pero es tan real como efectivo. El modo de actuar y el torbellino interno de la Policía Local de Palma acaban con quien fue su máximo jefe, Mateo Isern. El expresident Bauzá se había empeñado con ahínco en ello sin haberlo logrado. Isern acaba siendo víctima de sí mismo, de su propia pasividad. Deja de tener sentido calcular la dimensión y el contenido de su sonrisa. Su expresión calculada queda congelada como testimonio de relaciones públicas de la política acomodada en la mayoría absoluta, en contraposición de la tozudez celosa del superior y la parca gestión pública. Nada más.

La táctica de brazos cruzados en momentos de especial gravedad ha acabado desmoronando el futuro del gesto amable. Pesa más lo dejado de hacer que la promesa de futuro. Por muy "absurdo" que el afectado considere vincular lo uno con lo otro, Isern se va a la fuerza porque es candidato inoportuno cuando está a punto de levantarse el secreto de sumario de la causa judicial que ha llevado a prisión preventiva a casi dos decenas de mandos y agentes de la Policía Local. Buena parte de ellos adquirieron mayor grado de autoridad y responsabilidad con Isern como alcalde. Es muy posible que él no hiciera nada. Ahí está el núcleo duro del problema, en la omisión. Dejó hacer. El mismo alcalde reconoció en una entrevista a este periódico que debía haber sido más contundente.

Isern ya no constituye un buen cartel. Es la diferencia entre la primera y segunda convocatoria de las elecciones, cinco meses en los que han trascendido muchas cosas vinculadas a presuntas corrupciones y extorsiones en la Policía Local de Palma. Madrid ha sido advertido de ello y ha actuado. Se vuelve a imponer la decisión jerárquica y en la clasificación de la lista del PP de Mallorca, en la que no debía trastocarse nada, cambia el primer puesto. Isern vuelve por imposición a la vida privada al amparo de "motivos personales imprevistos". No estaba calculado que el escándalo de la Policía acabara arrinconándolo. Es un problema desbordado por su propia dimensión. Isern vuelve a ser apartado de la lista del Congreso por el mismo método, aunque causa distinta, en que lo fue del ayuntamiento de Palma, pero esta vez parece quedar con inferior capacidad de maniobra para regenerarse. Se desvanecen las aspiraciones que se le atribuyen para liderar el partido.

Parece renacer María Salom, también por imposición de Madrid, para volver al Congreso en representación de Balears. La decisión comporta un grado de malestar en la sede de los populares de Mallorca que no pasará a mayores. En el PP de estas islas no hay regeneración ni cambio generacional. Solo banquillo de sustitución para ir saliendo al paso, lo cual no garantiza, ni mucho menos, que se pueda establecer la alineación deseable. Superan los acontecimientos. La prueba está en las contradicciones escenificadas con la sustitución de Isern.

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