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Llorenç Riera

El grano y la paja de los papeles de Panamá

La apertura pública del pozo sin fondo de los llamados papeles de Panamá deja al descubierto un inmenso caudal de informaciones y datos que dan para casi todo, porque son de distinta magnitud y relevancia. Entre los 11,5 millones de documentos vinculados a las 214.000 compañías, fundaciones y fondos articulados por el bufete Mossaca Fonseca, camino de múltiples paraísos fiscales, hay lugar incluso para el camuflaje y el olvido. Los papeles de Panamá son hoy un mar revuelto en el que resulta complicado pescar, con piezas interesantes y otras de menor volumen y escaso contenido como se ha visto, pero que inquietan a mas de uno. Emerge un pasado que muchos creían anegado o, simplemente, ni siquiera habían visto navegar, lo cual también significa que el timón de la política no siempre controla todos los resortes del poder.

Este parece ser el caso de Margarita Nájera. La exalcaldesa de Calvià se ve salpicada por los datos desvelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Quien fuera su marido, Manuel Barajas, se sirvió del bufete Mossack Fonseca para crear la empresa Bana Development S. A. en la que figuran sus hijos, Ainhoa como presidenta y secretaria y Aleix en el ejercicio de tesorero, con la particularidad de que éste último todavía no había alcanzado la mayoría de edad en el momento de los hechos.

Acorde con la vehemencia de sus buenos tiempos de ejercicio político, Margarita Nájera intenta saldar la cuestión al amparo de la ignorancia y la declaración personal de estado de "cabreo" al enterarse de unos hechos que transcurrieron en una época de ruptura familiar. El enfado personal y la distancia son usados a modo de atenuantes para una evasión que, por mal negocio que resultara, no deja de requerir justificación mejor documentada para quien también ha sido consellera de Trabajo y gerente del consorcio de la Platja de Palma. Igualmente deja en posición incoherente a su hija, Ainhoa Barajas, hoy miembro destacado de Podemos, formación que se había apresurado en exceso en desvincularse de los papeles de Panamá.

El montaje, según explica la afectada, se estructuró en 2001, cuando Nájera ya estaba separada de hecho y un año antes de que se divorciara. En este trance su marido creó Bana Development S. A. para canalizar exportaciones desde Canarias al Caribe y poder sortear el bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos a Cuba. Enlazando nombres y títulos empresariales se llega a una red que, en distinto grado, se extiende desde la República Dominicana a las Islas Vírgenes.

Nadie sabe nada y nadie ha firmado nada. Los hijos aparecen por la necesidad de dotar de nombres y cargos a una empresa a la que se atribuye cuenta corriente. Aflora el enfriamiento de relaciones familiares como pretexto de las decisiones empresariales. Mejor no saber, para así no adquirir responsabilidades. Cuando menos incoherente y extraño. Los entornos del PSOE y Podemos deberían reclamar mayor grado de justificación.

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