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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Podemos coloniza a Més

Podemos es la segunda fuerza política de Balears, un enunciado tan inverosímil que conviene repetirlo para metabolizarlo. Podemos es la segunda fuerza de Balears, el primer partido distinto de UCD/PP y PSOE que obtiene no solo un diputado en Madrid, sino dos. Més no tiene ninguno, y en diciembre pagó la soberbia eclesial de un asalto en solitario al Congreso con un descalabro monumental. La mitad de los votos ecosoberanistas emigraron... a Pablo Iglesias. Los votantes siempre fueron más inteligentes que sus candidatos, por eso los eligen.

La sabiduría de Més ha consistido en escarmentar, un verbo inexistente en el vocabulario del antiguo PSM, y en abrazarse a Podemos a remolque de los votantes nacionalistas. El olfato de Podemos le lleva a aceptar el emparejamiento que impulse sus dos escaños actuales, garantizados salvo colapso estatal. Aspiran a tres, posible pero más difícil de lo que piensan porque los partidos derraman votos al fundirse. Elucubran con cuatro, pero aquí hablamos en serio y dejamos a Jarabo con su colega Walt Disney. La autopista al paraíso de la izquierda parecía asfaltada, pero Podemos Madrid exige los tres primeros puestos de la lista al Congreso, para Juan Pedro Yllanes, Mae de la Concha y Aina Díaz. A cambio, ceden los senadores mallorquín y menorquín. El término estupor se queda corto para definir esta propuesta colonial, tan madrileña como si proviniera del mismísimo PP.

Vale que en Madrid no entiendan el peso local de Més, y que Iglesias haya maniatado a sus subordinados mallorquines. Sin embargo, una alianza que relega al socio a un puesto utópico ridiculiza el pacto que se daba por sentado. El engreimiento de que a Podemos le basta con IU para obtener el tercer diputado, es más falso que una encuesta del CIS de Soraya. El partido emergente coloniza a los nacionalistas, demuestra que los nombres de las listas son más importantes que los objetivos y acuna el sueño de los dinosaurios del PSM, siempre dispuestos a romper y corromper los pactos de izquierda. Sin abandonar el onirismo del tercer diputado inalcanzable sin Més, la usurpadora Francina Armengol duerme más tranquila.

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