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Cuaderna

La hora de los acuerdos (y II)

Siguiendo el hilo conductor iniciado en la primera parte de este articulo hay que afirmar, como punto sexto, que hoy más que nunca España necesita tener políticos con altura de miras, tal como ocurrió en el 75, capaces de entender que solo con el dialogo, acuerdo, generosidad, responsabilidad y mucho, mucho sentido común, se podrá afrontar el futuro con garantía de éxito. Y es que estamos obligados a encontrar soluciones a nuestros problemas que duren en el tiempo, tal como ocurrió por la vía de acuerdos, después de la muerte del general Franco.

Séptimo. Hoy las preguntas siguen siendo las mismas que se tuvieron que responder en el 75: ¿a dónde vamos? ¿Qué camino tomar? ¿Reforma o ruptura? De la respuesta a estas preguntas dependerá nuestro futuro. Es decir, del acierto del camino elegido se verá o no comprometida la estabilidad de España como nación en el contexto europeo.

Octavo. No hay vuelta atrás, si no queremos transitar por el camino de la involución. De ahí que hará falta impulsar un paquete de reformas para reactivar nuestra democracia y ponerla al día de los nuevos tiempos. Ello pasa, según mi entender y sin ánimo de ser exhaustivo, por impulsar las reformas del Senado, de la ley electoral, de la ley de partidos, de la Administración pública y del Consejo General del Poder Judicial para que la justicia sea de cada día más eficaz, más efectiva, más independiente y más imparcial. Además es imprescindible un pacto en relación al cierre definitivo del proceso autonómico.

Ni que decir tiene que la lucha contra la corrupción a todos los niveles, no solo el político, debe ser motivo de pacto de estado; porque como dice Alexis Carrell, premio Nobel de medicina en el 2012: "Cuando desaparece el sentido moral de una nación toda la estructura social va hacia el derrumbe". Y es que los partidos, todos, han hecho de los casos de corrupción su arma de destrucción masiva contra el adversario; Es la hipocresía en estado puro, atacar al oponente y amparar a los de su formación. Me preocupa que esta hipocresía se haya instalado en el ADN de todas, y digo bien, todas las formaciones políticas.

Noveno. Mención especial merece el insistir en alcanzar un gran pacto por para la educación que dé estabilidad y durabilidad a nuestro sistema educativo, más allá de criterios partidistas del gobierno de turno. Somos un mal ejemplo en Europa, por el simple hecho de haber tramitado siete reformas educativas en treinta años. A día de hoy seguimos siendo los campeones en fracaso escolar y abandono escolar, en relación a los países de nuestro entorno europeo.

Como conclusión, decir que ha llegado la hora en que los líderes se den cuenta que España está constituida por una sociedad dinámica y moderna que no se puede permitir la más mínima involución sobre todos los avances conseguidos a lo largo de estos cuarenta años de democracia efectiva. Sí, ya se, con sus luces y sombras, pero avances. Eso si, como ya he dicho anteriormente, hay que seguir luchando para perfeccionar y consolidar nuestra democracia. Hacerlo con espíritu abierto de continuidad y no de ruptura, de reforma y no de involución. Solo así podremos seguir progresando y ondeando la bandera de la libertad y la convivencia pacífica entre todos. No podemos fallar. Ha llegado la hora de los acuerdos.

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