Muchas de las personas de mediana edad por mí conocidas me han manifestado que están hartas de trabajar y que piensan en jubilación como medio de dedicarse a otras actividades, distintas a la de su trabajo, con tranquilidad y alegría. Lo que no tienen en cuenta es que con la jubilación llegan también la vejez y las enfermedades, lo que, desde luego, ni da tranquilidad ni alegría. Quien durante su vida lo ha entregado todo a los demás, no me refiero a bienes materiales sino espirituales, como la enseñanza, no pienso como otros, entre ellos Álvaro Pombo, eminente escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua, que te quedas vacío por completo sino que lo que has entregado es una copia de lo que forma tu ser, lo que evidentemente te produce una satisfacción que perdurará toda tu vida.

Por tanto la jubilación tiene un aspecto u otro según lo que hayas realizado en tu juventud y en tu madurez: aquella persona que siempre ha estado en contacto con sus semejantes, siempre será atendida y escuchada por los que le recuerden; sin embargo aquellos que estuvieron aislados de los mismos, se encontrarán solos y desatendidos. Tal vez en los primeros años de su jubilación puedan dedicarse a actividades que siempre desearon y no pudieron realizar por su trabajo, pero a los pocos años se encontrarán vacíos y sin orientación alguna. Naturalmente me refiero a personas de estado social medio, pues a las que han sido siempre de estado social bajo, la jubilación implica el cobro de una pensión baja que les da para apenas para subsistir.

Precisamente ahora que estamos pendientes de la formación de un Gobierno, los partidos en actividad, deberán tener muy en cuenta el importe de las pensiones que, evidentemente, deben ser bastante más elevadas que las actuales, para que los jubilados puedan atender a su vejez de forma más digna, lo que naturalmente, dará lugar a una subida de los impuestos para aquellas clases sociales cuyos ingresos sean importantes. Sé que esto será criticado por muchos, pero la sociedad debe ser tenida en cuenta en su conjunto y no de forma parcial.

Creo recordar el título de un libro que más o menos decía así: "Tu mejor regalo eres tú". Pues bien este regalo debes cuidarlo físicamente haciendo un poco de gimnasia y paseando una o dos horas cada día. En esos paseos te encontrarás con gente que no conoces y puedes hacer un esfuerzo mental para imaginar cómo son: unos decididos; otros apocados; unos fuertes y otros débiles; unos con mirada inteligente y otros con la mirada apagada. Así se irán pasando los días de la jubilación.

* Exdecano del Colegio de Abogados de Balears (ICAIB)