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¿La culpa es de la norma?

Leo que un periódico digital ha preguntado una serie de cuestiones relacionadas con la gobernabilidad a una larga lista de intelectuales y la mayoría de ellos se pronuncia por el establecimiento de una segunda vuelta en todas las elecciones como medio de facilitar la formación de mayorías. Es obvio que las segundas vueltas facilitan la gobernabilidad, pero también lo es, o debería serlo para cualquiera que tenga simplemente unas nociones de teoría política, que las segundas vueltas tienen sentido en los sistemas presidencialistas en que el jefe del poder ejecutivo es designado directamente por los electores, y no en los sistemas parlamentarios como el español. En cualquier caso, es una frivolidad sugerir que la gobernabilidad es decir, el consenso como fruto de la negociación y el pacto haya de provenir de la norma, que sería por tanto responsable en casos de desgobierno o irreductible desacuerdo. En el caso español que más directamente nos concierne, el fracaso es de los partidos o, más concretamente, de los dirigentes de los partidos. Las leyes electorales son simples convenciones y lo realmente relevante en ellas es que introduzcan un modelo estable y duradero, al tiempo que facilitan a todos igualdad de oportunidades. No es más ni menos "democrático" el Reino Unido, con su sistema electoral mayoritario que España o Italia con sus peculiares sistemas proporcionales.

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