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Antonio Tarabini

Cada loco con su tema

Estimados líderes políticos, nuevos y viejos, no se me ofendan por el título de estas líneas. Su locura, estado de shock se supone que transitorio, está motivado por su percepción de fracaso al no saber ni querer pactar un gobierno, condenándonos a unas nuevas elecciones el 26 de junio y se supone que a un gobierno después del verano. Si pretenden superar su actual estado, lo lógico sería que centrarán su campaña en propuestas concretas, coherentes y posibles, a los graves problemas, que incluso sectores políticos y económicos, relevantes y nada sospechosos, reconocen que nos han dejado en herencia las legislaturas de Rajoy. Pero visto lo visto, y oído lo oído, durante estos tres meses, me temo que la "nueva" campaña electoral se reduzca a descalificar al adversario político (convertido en enemigo mortal) en base a considerarle como el culpable de todos los males presentes y futuros, así como que se tengan que repetir las elecciones.

Hoy, para paliar sus tics, les voy a ayudar a autoubicarse en el panorama preelectoral. En el ámbito del centro-derecha, los populares siguen en sus trece del gran pacto, evidentemente presidido por su gran timonel Rajoy a pesar de su mal papel de don Tancredo (reconocido incluso por miembros destacados del PP). Su programa, todavía ignoto, si sigue las mismas trazas de los tres meses transcurridos, será probablemente más de lo mismo (incluyendo ciertas mejoras y matices) basado en sus éxitos macroeconómicos y sus consiguientes garantías de estabilidad. De corrupción y corruptos ni flowers. Sus resultados electorales no es previsible que mejoren sustancialmente, pero una posible mejora puede producirse ante los "miedos" de un gobierno de izquierda (argumento que sin duda utilizará el PP).

Es probable que Ciudadanos mejore sus resultados, pero no tiene porqué ser espectacular. Su líder Rivera ha salido relativamente bien parado como político "facilitador", pero hay una derecha y una parte del centro (político y económico) que no acaba de fiarse. En resumen: los votos y escaños de la suma PP y C's puede ser superiores al 20D, pero no parece muy probable que alcance la mayoría absoluta. El "gran pacto", de nuevo. ¿C's propondrá un nuevo pacto "transversal"?, ¿con quién?, ¿con independientes?, ¿incluyendo al PP? Si no quieren terminar como el Pasok griego, los socialistas no pueden aceptar una "inclusión" de los populares.

Al otro lado de la barrera, la izquierda está movida. No queda claro, al menos al día de hoy, el valor añadido que puede significar para el PSOE un reconocimiento significativo por parte de un electorado plural hacia Sánchez en su "mojarse y correr riesgos" en su intento de formar una mayoría estable alternativa al PP. La campaña puede ser decisiva para recuperar crédito y confianza. Quedan por ver los absurdos, pero reales, "movimientos internos". En caso de producirse una mejora, puede resultar relativamente significativa pero difícilmente relevante. Los socialistas si quieren mantenerse "vivos" políticamente no pueden aceptar el reto del PP de un nuevo gran pacto, ni con independientes y/o personas de prestigio, ni tan siquiera absteniéndose.

Mientras asistimos a múltiples y variadas alternativas promovidas desde Podemos, destinadas a "unificar" esfuerzos electorales. Por una parte sus Mareas (Galicia...) y sus confluencias (Catalunya...). Por otra, Izquierda Unida. Pablo Iglesia les ofrece un órdago : presentarse en una lista única. Pero... ¿se trata únicamente de un acuerdo electoral?, o ¿incluye una unificación estratégica y organizativa incluso poselectoral? La iniciativa política surge en Podemos del entorno de Pablo Iglesias especialmente después de haber ganado su batalla interna y el peculiar referendum y en IU de los sempiternos fieles de Julio Anguita, ambos tácticamente consideran que la suma de Podemos e IU superaría en votos y escaños a los socialistas. Para ambas personas y corrientes internas dar el sorpasso a los socialistas y convertirse en los referentes de la izquierda, es un elemento de primer orden no sólo táctico sino de valor estratégico. Pero en el interno de Podemos, a pesar del potente poder (valga la redundancia) de Iglesias no todas sus bases e incluso dirigentes coinciden, hay opiniones diversas. Lo mismo en el interior de IU, hay que como mínimo quieren mantener sus siglas en un probable acuerdo electoral, y haberlos haylos que temen una simple "trágala" que implique la desaparición orgánica y de la línea política de IU. Si así fuera, y está por ver, en un futurible pacto de izquierda Podemos/IU podría pensar que estarían en condiciones de garantizar la hegemonía de sus valores.

¡Ah! Para concluir, el título Cada loco con su tema corresponde a una hermosa canción de Joan Manuel Serrat.

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