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Matías Vallés

Al Azar

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Otegi, salvado por Évole

El excelente programa La Noria fue cancelado por Tele 5 a raíz de la retirada masiva de anunciantes por haber entrevistado a la madre de El cuco...

El excelente programa La Noria fue cancelado por Tele 5 a raíz de la retirada masiva de anunciantes por haber entrevistado a la madre de El cuco, quienquiera que sea. Es uno de los actos más sangrantes en democracia contra la libertad de expresión, pero el aval publicitario impuso la ley del silencio. El cierre del espacio de Jordi González fue celebrado a buen seguro por quienes aplauden la entrevista, por llamarla de alguna manera, de Jordi Évole a Arnaldo Otegi, condenado por terrorismo. Conviene pues aclarar cuidadosamente que un periodista debe entrevistar al mismísimo Hitler, en un paréntesis de su labor genocida. El éxito de público está garantizado, otra cosa será el contenido de la conversación.

El presentador del programa y La Sexta se envuelven en la polémica por la entrevista en sí misma, asumible con un futuro presidente de Euskadi, para enmascarar que fue un programa promocional del entrevistado. Cuando la cadena se ve obligada a titular que "Évole acorrala a Otegi", un titular periodísticamente impropio si no inaceptable, concede que el líder de la izquierda abertzale campó a sus anchas. Se sintió muy cómodo. Las tímidas interrupciones del conductor del programa a la exculpación de la matanza de Hipercor porque ETA había avisado a la policía, o la concesión pacífica de que el líder abertzale se esforzó desde la playa por evitar el asesinato de Miguel Ángel Blanco, descalifican a un periodista que fue espectador del mitin. Un poco follonero, eso sí. Las víctimas y sus familiares tienen todo el derecho a experimentar la reapertura de sus heridas.

El inflexible Otegi se salió con la suya. Quiere presidir Euskadi no solo sin pedir perdón, sino apalancado en la labor salvífica de ETA. Parecía difícil que Évole empeorara su homenaje a Rajoy trufado de presuntas cuchufletas, pero lo ha conseguido. Se aferra al valor de la entrevista en sí, irreprochable, para difuminar su deplorable desarrollo. El excarcelado colocó su discurso como un vendedor de telas, los defensores del espectáculo presumirán de las audiencias que no salvaron a La Noria. Es curioso que la misma excusa numérica sirva para Salvados y para Sálvame.

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