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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Profesor y delincuente

Noah Chomsky, posiblemente el intelectual de mayor influjo de la contemporaneidad, asegura que enseña en el MIT porque fue el único centro universitario...

Noah Chomsky, posiblemente el intelectual de mayor influjo de la contemporaneidad, asegura que enseña en el MIT porque fue el único centro universitario donde no le demandaron ningún título ni acreditación. Es la idea pura del profesor, prostituida ahora en Balears por el Govern y demás burócratas al exigir que todos los docentes acrediten que no han cometido delitos sexuales. ¿Y crímenes de otro tipo?, ¿y las enfermedades contagiosas?, ¿y el consumo de drogas?, ¿y la afiliación a organizaciones políticas o religiosas que distorsionarán sus enseñanzas?, ¿y la pureza de sangre?

Lo sentimos, pero Chomsky no podría impartir en Mallorca ninguna lección sobre su Gramática Universal, porque siempre nos asaltaría la sospecha de que esa universalidad corrompiera sexualmente a sus alumnos. Por fortuna, la exigencia del equivalente a un certificado de penales disuadiría al burocratófobo intelectual norteamericano de regresar a la isla donde ya enseñó. Tiemblo solo de imaginar los peligros insondables a que este profesor sin acreditar ha sometido a sus alumnos de Boston. Por contra, nuestros jóvenes y nosotros mismos estamos libres de sus perniciosas enseñanzas, no visadas por la maquinaria policial y judicial. Y nos sentimos, claro, mucho más inteligentes.

Al Govern y la patronal educativa le importa un bledo la nula eficacia del certificado sexual. Pretenden humillar al profesorado, vincular con la delincuencia al colectivo de mayor aceptación en las encuestas. Las víctimas acatan dócilmente, pero un profesor no es un periodista. Quienes se refugian en la protección de la infancia, omiten sibilinamente que el mayor riesgo que sufre un alumno se produce en el trayecto motorizado desde su casa al colegio. También aquí disponemos de una solución, un control de drogas y de alcohol a cada conductor, en cada ocasión en que monta su vehículo. Empezando por supuesto por los dirigentes del Govern, el Parlament no pasaría un control de drogas ni de agresiones a menores. Dejen de traumatizar a los jóvenes por anticipado y lean el provechoso Los chicos de historia, aquí teatralizado por José María Pou.

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