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Antonio Papell

Gobernabilidad de última hora

El Rey ya ha anunciado la celebración de una tercera ronda de conversaciones con representantes de los partidos políticos parlamentarios los días 24 y 25, de la que podría salir una última propuesta de investidura o, más probablemente, la decisión de disolver las cámaras para celebrar nuevas elecciones generales el 26 de junio.

El fracaso de la reunión tripartita entre Podemos, Ciudadanos y el PSOE del pasado jueves día 5, ratificada el viernes en rueda de prensa destructiva por Pablo Iglesias, acentuó la convicción psicológica generalizada de que ya no hay otra salida que la de las nuevas elecciones. Descartada también la 'gran coalición' por la razonada negativa socialista a dar continuidad al gobierno que nos ha traído hasta aquí, no parece que haya otras salida realista, al margen de las soluciones más o menos pintorescas que se puedan imaginar.

Quedan sin embargo bastantes días hasta el desenlace del asunto, y como es lógico se están produciendo sugerencias y soluciones que seguramente no llegarán a nada pero que mantienen entretenido al personal. De momento, hay alguna iniciativa colectiva que reclama todavía un pacto que evite las elecciones: un centenar de personalidades de la cultura, la comunicación y la sociedad, de corte progresista, han publicado la declaración "Es posible un Gobierno del cambio. Repetir las elecciones no es la solución". Nicolás Sartorius, Joan Manuel Serrat, Emilio Ontiveros o Victoria Camps están entre los firmantes.

Asimismo, se producen algunas sugerencias como la de un tripartito PP-PSOE-C's encabezado por un representante del PP que no fuera Rajoy, basado en un acuerdo muy concreto sobre las reformas que deberían emprenderse en un determinado periodo de tiempo (incluso la reforma constitucional y la de la ley electoral). O la de un independiente de prestigio al frente de un gobierno de coalición semejante al anterior, según la fórmula encarnada por Mario Monti en Italia entre noviembre de 2011 y abril de 2013 (como es conocido, Monti, experto económico de gran prestigio, fue propuesto para dirigir el gobierno por el presidente Napolitano tras dimitir Berlusconi en medio de una grave crisis de deuda). Para tan delicada función se menciona a José Borrell y a Josep Piqué, sin que lógicamente tengan ellos nada que ver en tal cita.

Estas fórmulas exóticas, que requerirían también la complicidad del jefe del Estado que es quien propone al Congreso a los candidatos a la investidura, no se justificarían seguramente en nuestro país, al menos en este primer tramo del proceso de investidura (otra cosa sería si también fracasase el segundo, tras las elecciones repetidas: en este caso, podría justificarse la excepcionalidad). No hay, en realidad, argumentos para orillar la ortodoxia ya que, como se ha dicho en todos los tonos, no es ninguna tragedia tener que repetir las elecciones, como por otra parte prevé con naturalidad la propia Constitución.

Es probable que, a medida que se acerque el final del plazo y la consiguiente fecha de la convocatoria de nuevas elecciones irrumpa un cierto vértigo escénico en el ánimo de las fuerzas políticas, que deberán batirse nuevamente el cobre en una delicada campaña electoral en que cualquier error de planteamiento puede ser fatal. Porque, partiendo de la base de que no cabe esperar grandes cambios en las preferencias de un electorado que ya acaba de pronunciarse, sí influirán numerosos factores tanto en la participación cuanto en la confirmación o no de los apoyos prestados. Habrá que creer, de cualquier modo, quelas fuerzas políticas, ariscas y reacias al pacto en este proceso fallido de búsqueda de la gobernabilidad, cambiarán de actitud en el próximo .

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