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Joaquín Rábago

El problema de los refugiados alimenta la polémica en la derecha alemana

El auge de un partido anti-inmigrantes como Alternativa para Alemania (AfD), presente ya en ocho parlamentos regionales, ha alimentado la polémica en el seno del centro-derecha alemán, que se pregunta qué ha estado haciendo mal para que muchos votantes le hayan dado la espalda y optado en cambio por la nueva formación. El veterano dirigente de la Unión Cristianosocial (CSU), Edmund Stoiber, recordaba recientemente la posición de quien fue durante muchos años presidente del partido y jefe del gobierno bávaro, Franz-Josef Strauss, según el cual jamás debería permitirse que surgiera a su derecha "un partido democráticamente legitimado".

Esa es una posición que se mantiene hasta hoy, según Stoiber, pero que acaba de poner en peligro precisamente el surgimiento del grupo que colidera una mujer, Frauke Petry, a quien muchos conocen ya como la "anti-Merkel". El problema es tan serio que hay quien, descontento con el manejo de la crisis de los refugiados por parte de la canciller Angela Merkel, ha llegado a plantear la conveniencia de que la CSU se presentase en un futuro como CSU en toda Alemania en lugar de limitar su campo de acción a Baviera.

Ello significaría que la CSU competiría electoralmente en todo el territorio nacional con su hasta ahora partido hermano, la CDU de Merkel. Esa posibilidad, sugerida a modo de reto por algún columnista, podría servir al menos de presión sobre el partido hermano para que corrigiese su actual rumbo. Los cristianosociales bávaros acusan en efecto a Merkel de haber arrastrado a la CDU hacia el centro en una clara estrategia destinada a ocupar parte del espacio de los socialdemócratas y los Verdes, pero descuidando de paso su flanco derecho.

Esta circunstancia la ha sabido aprovechar la Alternativa para Alemania, que ha conseguido atraer a cada vez más votantes cristianodemócratas e incluso a ex votantes del SPD, lo que explica su éxito en las urnas. "Cuando los Verdes y la Izquierda (Die Linke) aprueban la política de Angela Merkel mientras atacan duramente a la CSU, no pinta bien para la CDU", se quejaba el veterano Stoiber en una reciente entrevista con el semanario Der Spiegel.

Los cristianosociales bávaros creen que lo que ha conseguido Merkel con su política de refugiados no es "desmovilizar" a los votantes de la CDU o la CSU, sino por el contrario movilizarlos para que voten a la Alternativa para Alemania (AfD). Stoiber cree que ese partido claramente populista está haciendo una especie de política de izquierdas desde la derecha, algo que preocupa también a la auténtica izquierda, Die Linke, cuyos líderes, Sahra Wagenknecht y su pareja, el exsocialdemócrata Oskar Lafontaine, han comenzado a utilizar otros tonos en sus discursos.

Al igual que en Francia, el Frente Nacional de Marine Le Pen, ha logrado engatusar a mucha gente que antes votaba a la izquierda, incluso al Partido Comunista, la AfD atrae a muchos que antes votaban a los cristianodemócratas o al SPD. El éxito de Alternativa para Alemania es que está logrando convencer a muchos ciudadanos preocupados por las consecuencias negativas de la apertura de fronteras y la globalización de que es la única formación política que entiende y escucha sus preocupaciones.

Y entre esas preocupaciones está el problema no sólo de integración de gentes procedentes de un espacio cultural tan distinto como es el islámico, sino también de competencia en el mundo laboral o en el recurso a los servicios sociales que pueden presentar esos inmigrantes. No basta con descalificar a la AfD simplemente de "partido de "ultraderecha" porque, argumenta Stoiber, muchos que le dieron su voto lo hicieron por sentirse políticamente huérfanos. Y eso es lo que la CSU quiere corregir cuanto antes.

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