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Matías Vallés

Al azar

Matías Vallés

Tiempo de perros

En mis paseos urbanos para alternar con las clases medias o incluso trabajadoras, me cruzo con más perros que personas. De hecho, si no caminas con un perro incorporado te miran mal, los perros. Mi pesadilla consiste en encontrarme con un palmesano abandonado en la cuneta, sin escolta canina porque lo han entregado a su suerte una vez exprimido. Los canes arrastran a sus esclavos humanos por las calles de Palma, imponiéndoles el paso y la ruta. No son perros ciudadanos, sino ciudadanos perros. Estoy aprendiendo a saludarlos individualmente, tocándome el ala del sombrero o con un guiño cómplice. Espero que este artículo les complazca, hay que ganarse la confianza de la mayoría.

Conste que me gustan los perros, porque nos protegen de sus amos. Sin embargo, mi pulsión estadística me obliga a plantearme cuántos son necesarios para movilizar a una persona. En la actualidad, llamamos palmesano pobre al que camina a rastras de un solo perro. Con tres accedes a las clases medias, a partir de cuatro puedes presumir. El amor de los animales a los humanos marca el punto en que una sociedad alcanza la civilización. Bienvenida sea, ahora que no nos la podemos permitir. De momento, el civismo de los canes ha conseguido que casi ninguno de sus teóricos dueños humanos se orine o algo peor por las aceras.

Jamás trataría a un perro con la dureza que empleo profesionalmente contra las personas. Los canes nos ven como a un tamagotchi poco sofisticado, y debemos agradecerles que se hayan resignado a integrarse en nuestra sociedad. Se esfuerzan por comprendernos, trasladan esta modestia a su apariencia. No me cruzo con perros engalanados y de concurso, sino mayoritariamente a juego con sus dueños, valga el insultante título de propiedad. Incluso sus ladridos resultan a menudo más eruditos que nuestra cháchara hueca. Ya solo me falta preguntarme por qué no me he rodeado de media docena de mastines, a juego con mi pasión canina. Soy realista, la única mascota a mi altura es una cobra.

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