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Llorenç Riera

El "afiliado" Bauzá irrita al PP de Balears

José Ramón Bauzá no ha cambiado. Su inmovilidad es tan estática que ni siquiera le ha permitido digerir, diez meses después, su estrepitoso fracaso electoral. Solo en este contexto puede explicarse la airada reacción que ha tenido al ser interpelado en el foro madrileño Floridablanca, sobre la situación del PP balear.

Bauzá no es hoy el mejor aval para la imprescindible regeneración del partido pero, a la vista de la reacción de sus herederos, parece ser que tampoco va a ser obstáculo para desarrollarla. Si así es, si deja de interferir, la representación política y la pluralidad democrática lo agradecerán.

Bauzá llevó al PP a las catacumbas de una derrota desconocida. También perdió la oportunidad y el acierto de una retirada a tiempo. En clara contradicción entre su discurso y su actuación, se resistió a abandonar la dirección del partido hasta que no tuvo asegurado el escaño de senador autonómico y dejado ciertos cabos atados. Ahora, desde Madrid, vuelve a la carga, irrumpe entre sus sucesores, a quienes viene a considerar blandos, porque permanecen "de perfil" y no se ponen "de frente" para dar "la batalla de los principios y de las convicciones". Bauzá añora la "claridad de ideas" y denota un exceso de "buenismo".

¿Reivindica Bauzá los instrumentos que con él abocaron al fracaso del PP? Su actitud actual es de justificación imposible. Quizás esté cegada por la venganza y los vicios del mal perdedor. El expresident no puede ser un impedimento para la necesaria reestructuración de los conservadores. Yerra el rumbo cuando tácitamente se inscribe en el inmovilismo que parece marcar el anquilosado Mariano Rajoy pero, de momento, no logra amedrentar a la dirección provisional del PP balear. El presidente actual, Miquel Vidal, lo ha relegado a la condición de "un militante más" que no ha sabido utilizar los canales internos establecidos para hacer oír su voz.

Evidentemente, Bauzá no es un simple militante de base. De serlo no hubiera exasperado a sus sucesores. Miquel Vidal viene a recordarle que es senador gracias a los votos del Parlament, le acusa de "falta de respeto" y de no haber entendido que el PP obtuvo su mayor fracaso electoral con una línea que no puede mantener porque significaría instalarse en el fracaso, una cuestión inasumible para un partido de la dimensión del PP. Al manifestarse "dolida" y observar "falta de lealtad" en el mensaje recibido, la portavoz parlamentaria, Marga Prohens, también repudia a su antiguo mentor.

Las manifestaciones de José Ramón Bauzá solo pueden tener un efecto positivo si provocan una reacción contraria a la buscada por su autor. Este es el mejor servicio, el único que está en condiciones de realizar el expresident al partido que desmoronó. De momento ha instalado un enfado descomunal, que prácticamente no se disimula, en la sede balear de los conservadores. Por eso ha saltado la contestación y rechazo interno, una práctica poco habitual en la casa pero que, vistas las circunstancias del momento, bien administrada, puede ser una nueva espoleta para la regeneración del PP balear predicada por sus actuales dirigentes.

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