Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Norberto Alcover

De Poveda a Bergoglio

11del presente marzo. Se estrena en España Poveda, un film sobre el fundador de la Institución Teresiana, asesinado al comienzo de la guerra incivil en Madrid por su condición de sacerdote y experto en renovar la educación católica, especialmente en el mundo del magisterio femenino. Por la tarde, visiono el film con verdadera curiosidad, porque profeso a Poveda un cariño personal y un respeto creyente enorme. Le conozco en sus discípulas y no menos discípulos, personas que, desde un anonimato casi absoluto, sin alharacas ni manifestaciones grandilocuentes, hacen presente el Evangelio en la sociedad secular y secularizada desde entonces. Son ejemplo de lo que el apóstol en las cuevas de Guadix, revolucionario, como ya está escrito, de la presencia de las mujeres católicas en el universo educativo y sobre todo en el complejo campo del magisterio, revolucionario, sobre todo, del laicado eclesial, haciéndolo fuerza renovadora en una Iglesia todavía muy clericalizada, este hombre permanece como punto de referencia de tantos y tantas que, a su vez, son ejemplares para quienes intentamos proclamar a Jesucristo en el tiempo y espacio humanos. Pero desde el adentro de la sociedad, como sal que se diluye y luz que transparenta la revelación de Dios. Gente excelente, en pos de un personaje también excelente y desgraciadamente poco conocido. Poveda.

13 de marzo. Al cabo de dos días, acontece el tercer aniversario de la elección como sucesor de Pedro del cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primer latinoamericano en la sede petrina. Tres años furiosos contra el temporal de mediocridad que todo lo arrasa hasta desvencijar los goznes del pensamiento y de las utopías. Autor de un programa de pontificado absolutamente claro y clarificador, titulado La alegría del Evangelio, que junto a su reciente encíclica sobre la misericordia, componen un duetto impensable hace años en el corazón de la Iglesia y de la sociedad contemporánea. Pero tras tantísima transparencia desde la cúpula, permanece el costumbrismo más atrabiliario en muchas bases que no acaban de asumir toda la carga de profundidad evangelizadora del papa Francisco, el personaje más conocido y valorado del momento. Poveda no es muy conocido para desgracia nuestra, pero es que el papa actual no es muy "seguido" en la realidad eclesial. Dos graves limitaciones en prejuicio de todos nosotros, creyentes e increyentes, porque todos necesitamos apoyo al laicado y evangelización inculturada. Incomprensible.

Aún así, Poveda y Francisco consiguen meterse en el ánimo de quienes intentan conocerles en profundidad, sin preavisos superficiales: cara a cara, sin pensar en las consecuencias de un encuentro sin tapujos. En la parte final del film, emerge el Poveda fundamental. Ese hombre empapado de fe pero también de un amor misericordioso a tope, que se entrega a la causa de Dios, de manera absoluta, en medio de una vorágine de odio, de alzamiento, de rencor y de injusticia que convierte su mundo en un infierno inabordable para la libertad, la justicia y la paz. Ahí está, llevado y traído como cordero al matadero, pero dejando tras de sí un poso ejemplarizante de incomprensión y de coherencia. Cuando el antiguo discípulo de Guadix lo reconoce ya muerto, el film da un salto dramático y nos invade el escalofrío de toda historia vaciada de sentido porque previamente está vaciada de humanidad y de misericordia con el enemigo. Una visión terrible de la España más negra se abre camino en la pantalla, pero también un serísimo aviso de la única forma de engendrar futuro. Igual que Francisco, gritando contra la explotación en México y en esos mares donde perecen impotentes refugiados, pero nosotros decidimos echarlos fuera porque perjudican nuestros mezquinos intereses. Poveda permanece en nuestra libertad de expresión para reivindicar la urgencia de un cambio de vida y de acción eclesial. Francisco hace lo mismo, pero dirigiendo su voz hacia los pastores que descuidan su rebaño. Otra cosa es que decidamos no hacerles caso. Sin embargo, ahí están. Fijos. Ante todos.

Espero que muchas personas de buena voluntad, aceptando las limitaciones cinematográficas, visionen el film Poveda, y no menos que muchos creyentes en la ejemplaridad de Francisco, lean o relean esa joya eclesial que es El Evangelio de la alegría, cuando se cumplen tres años de la elección de Bergoglio como sucesor de Pedro. La ocasión la pintan calva. No la dejemos pasar.

Compartir el artículo

stats