Leído el artículo El ocaso de los toros de Francisco Capacete publicado el pasado 17 de Febrero creo conveniente aclarar y corregir, con el máximo respeto, la profusión de errores, inexactitudes, medias verdades o directamente falsedades que tanto sobre la tauromaquia como sobre la legalidad vigente afirma el compañero, especialista en "Derecho animal" (sic), en su exposición.

Nada mas empezar a leer su desafortunado artículo, apreciamos los términos poco conciliadores, frentistas, que inspiran la visión del señor Capacete: "Hace ya muchos años, que antitaurinos y protaurinos se viene enfrentando en Mallorca y, por lo que observamos hay nulas posibilidades de entendimiento y dialogo, de modo que esta guerra abierta acabara con la victoria de uno de los dos bandos". Si la calificación "antitaurinos" y "protaurinos" la substituyésemos por "azules y rojos" parecería un relato sobre lo que aconteció en el 36€ "Bandos, guerra, victoria"€

Como siempre he dicho, no culpo a aquellos que carecen del sentido para apreciar diferentes manifestaciones del arte o la cultura, como la tauromaquia. Es muy respetable que existan personas que no aprecien su arte. A nadie se le puede exigir la sensibilidad de Federico García Lorca cuando afirmaba que: "El toreo es la riqueza poética y vital mayor de España. Los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo". El premio Nobel Mario Vargas Llosa lo define perfectamente: "Los enemigos de la tauromaquia se equivocan creyendo que la fiesta de los toros es puro ejercicio de maldad en la que unas masas irracionales vuelcan un odio atávico contra la bestia. En verdad, detrás de la fiesta hay todo un culto amoroso y delicado en el que el toro es el rey." En términos parecidos a través del arte se han expresado Picasso, Dalí, Goya, Claude Monet, Delacroix, Miró, Zuloaga, o nuestro actual Miquel Barcelo. Escritores como Góngora, Fernández de Moratín, Gauthier, Hemingway, Camilo José Cela, Carlos Fuentes y un largo etc. de intelectuales y artistas de todos los tiempos que según Francisco Capacete no deben tener sensibilidad artística sino crueldad y ganas de torturar.

Prohibir el arte y la cultura en base a falsos argumentos proteccionistas únicamente obedece a la ignorancia de algunos respecto a la tauromaquia y al objetivo político de los partidos separatistas que pretenden acabar con la más importante manifestación cultural común a toda España. Comparto lo que dice Joaquín Sabina: "El que no quiera ir a los toros, que no vaya. Pero que no hablen de ecología ni de amor a los animales, porque no conozco a nadie que los ame más que los ganaderos y los toreros. Si yo fuera animal, me gustaría ser toro de lidia: a ninguno se le respeta más. Ninguno está mejor tratado".

Los partidos separatistas, los enemigos de la libertad, los que vulneran la legalidad vigente, las minorías políticas de Balears (PSOE: 18%, Podemos 14% y Més 13%), han conseguido aprobar una Proposición No de ley con la finalidad de prohibir la tauromaquia en Balears. El movimiento político que comparte y recoge las propuestas de esta inquisición antitaurina, y que intenta ocultar que la tradición taurina en Balears se remonta a cientos de años, es el mismo que ha matado a tiros a decenas de cabras en el islote eivissenc de Es Vedrá o que cree que el cerdo se lo pasa fenomenal en "ses matances". Evidencias de que la protección animal es la excusa para ocultar, sin éxito, la actitud inquisitorial de unos individuos fanáticos e intolerantes contra todos aquellos que, paradójicamente, no pretenden obligarles a asistir a una corrida de toros, y que únicamente piden respeto.

Partiendo de la falsa premisa de una "tortura animal" que en el caso de los toros no existe, los animalistas crean un mundo irreal de sufrimiento y violencia, en el que se humaniza al animal y se animaliza al humano. Mezclar conceptos como violencia machista con la tauromaquia y decir que los aficionados se "divierten derramando sangre" demuestra la mala fe en la crítica. Los aficionados, que conocemos el toro bravo y sus peculiaridades como raza animal creada por el hombre y seleccionada en la cría para embestir, sabemos que el toro no sufre, que el toro bravo, embiste y se crece ante el capote o el hombre. Todo el reglamento taurino está pensado para poder apreciar el arte de los capotazos, de la suerte de varas dando ventaja al toro en las distancias, en el número de veces que puede entrar al peto, en los pares de banderillas, en el uso de la muleta, y al final, en dar una muerte al toro, rápida y no desangrándose. Es exactamente lo contrario a lo que relatan los antitaurinos. El torero pierde el reconocimiento del público y el premio, si no mata bien, es decir, si no mata con exactitud y rapidez. Donde se desangran los animales es en los mataderos, o en la matanza del cerdo. Una faena bien hecha, y un toro que embiste bien, como deben hacer los bravos, son los que permiten el indulto del animal, para volver a su finca a reproducirse. ¿Acaso se indulta algún animal en un matadero? Ante el indulto de un toro, que es el mejor premio y reconocimiento al torero y al animal, el público muestra su máxima satisfacción y reconocimiento. Según los antitaurinos, esas miles de almas enfermas de muerte, sangre y tortura, deberían siempre pedir la muerte del toro.

Volviendo a la PNL aprobada, es importante aclarar que si bien carece de efectos jurídicos vinculantes y que no ha prohibido la tauromaquia en Balears, tiene efectos prácticos contrarios a la organización de corridas de toros al generar, una vez más, inseguridad jurídica y desconfianza empresarial a la hora de contratarla. Su efecto es un riesgo más para el empresario que ya tiene que asumir un coste muy elevado para organizar un festejo de calidad. Miles de empleos en riesgo de desaparecer y miles de aficionados objeto de insultos y amenazas de muerte. Una inquisición impulsada por una administración pública que debe salvaguardar los derechos y libertades de todos, y que, debe proteger la tauromaquia según la legalidad vigente.

En cambio, los colegas de los animalistas, o mejor dicho, sus líderes, que ahora ocupan las instituciones de gobierno de Balears, olvidan leyes y sentencias que han convertido la tauromaquia, manifestación cultural de primer orden, en uno de los espectáculos con mayor refrendo legal. Para muestra la legislación más reciente: La ley 18/2013, de 12 de noviembre, para la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural dice en su preámbulo: "La tauromaquia forma parte del patrimonio histórico y cultural de todos los españoles en cuanto a actividad enraizada en nuestra historia y en nuestro acervo cultural común. El carácter cultural de la tauromaquia es indiscutible y merece ser preservado como un tesoro propio de nuestro país rico en culturas distintas. Resulta evidente que la tauromaquia como actividad cultural y artística requiere de protección y fomento por parte del Estado y las comunidades autónomas". Lo que se complementa con la ley 10/2015, de 26 de mayo, que protege la tauromaquia incluyéndola en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad a la que se refiere el artículo 16 de la convención de la UNESCO. Por tanto, el Parlament balear se estaría situando al margen de la ley sobre una materia que no es de competencia autonómica.

Sufrimos un gobierno que dice defender el "bienestar animal" mientras ejerce de francotirador, no sólo contra las cabras sino también contra el toro de lidia que extinguirán si prohíben las corridas de toros. Un gobierno "de la gente" contra la gente. Contra sus libertades, y contra todo lo que tenga que ver con nuestra cultura común. Esta es la verdadera realidad y objetivo de unos políticos que se aprovechan de algunos que, sinceramente, defienden el bienestar de los animales. Un bienestar animal, el del toro de lidia, defendido por los taurinos que pedimos respeto para poder seguir haciendo uso de nuestra libertad de acceso al arte y la cultura que representa la tauromaquia.

(*) Abogado, presidente de la Fundación Círculo Balear y miembro de la Federación Taurina de Balears