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Javier Cuervo

Artículos de broma

Javier Cuervo

Colonizar Marte

Seré un provinciano pero con el planeta Tierra me basta. Sí, está lleno de gente y tiene la atmósfera enferma pero no comparto este afán de ser vida en cualquier parte. Con el debito respeto, ya me cuesta entender a los esquimales. Digo todo esto porque hay ocho proyectos para colonizar Marte, un planeta con un paisaje demasiado rojizo para mi gusto, demasiado alejado de casa para ir a trabajar (54.6 millones de kilómetros en el momento más cercano) y un promedio de viaje de 162 días. Imagínate qué trastorno si nada más despegar te das cuenta de que no has cerrado la llave del gas. Los humanos que comparte el impulso vital y quizá moral de las cucarachas no ven problema en esto. Sabemos por las películas de los años 50 que si se destruyera la Tierra habría cola para subir al bus espacial para seguir la vida donde fuera y sin mirar atrás.

De los ocho proyectos para colonizar Marte, cuatro son públicos y cuatro, privados porque la iniciativa estatal y la privada se replican donde haga falta y se complementan y ya dan por amortizado este planeta y están pensando en el siguiente. Aquí las grandes empresas ya son dueñas de la tierra y de las semillas y los mercados ya especulan con las cosechas futuras poniéndole el precio al hambre de los pobres y los estados les dejan hacerlo sin cortapisas. Y como el alimento, la salud.

Conociendo el modelo de sociedad en el que estamos y del que parten los conceptos de colonización, los proyectos no intentarán un modelo social nuevo en un terreno nuevo, como hubo tantos en el siglo XIX en el viejo terreno de la Tierra. No querrán un hombre nuevo para Marte porque el hombre nuevo no se lleva nada y, como prueba, ahí tenemos a Donald Trump avanzando a buen ritmo hacia el puesto de emperador. ¿Partirán las naves colonizadoras del mismo sitio y al mismo tiempo, unidas por puertas giratorias?

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