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Limitación de mandatos

La ciudadanía boliviana ha dado con la puerta en las narices a su presidente, Evo Morales, quien pretendía presentarse a un cuarto mandato en 2019. Algo parecido le ocurrió a su correligionario populista Hugo Chávez cuando en 2007 perdió también por estrecho margen el referéndum que le hubiera permitido la reelección indefinida.

El régimen boliviano y el venezolano son presidencialistas, es decir, en ellos el jefe del Estado, que ostenta el poder ejecutivo y comparte el poder legislativo con el Parlamento, es elegido por sufragio universal, directo y secreto y posee su propia legitimidad, emanada directamente de la soberanía popular. Por eso tiene todo el sentido la limitación constitucional de mandatos, que tanto Morales como Chávez trataban de burlar.

Por el contrario, tal medida no es tiene sentido en un sistema parlamentario como el español, en que el presidente del Gobierno el jefe del Ejecutivo es elegido por los parlamentarios, que pueden derrocarle en cualquier momento. La limitación, en este caso, pondría coto más bien a la libertad de los parlamentarios y no a la del aspirante a presidente. Por eso, en ningún sistema parlamentario hay limitación de mandatos, y quienes aquí lo proponen probablemente no se hayan parado a pensar en lo que realmente quieren.

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