Mañana día 27 se celebra en varias ciudades europeas, y bajo el lema "Pasaje seguro. La marcha europea por los refugiados". En Palma, la comisión de derechos humanos del Colegio de Abogados se adhiere a esta iniciativa, nacida de la sociedad civil, con una concentración que tendrá lugar a las 12 horas en La Rambla, frente a la sede de la abogacía balear.

La ciudadanía se moviliza para exigir que los gobiernos respeten los derechos más fundamentales de los cientos de miles de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares huyendo de la guerra y de la injusticia. Estamos ante una severa crisis de valores de nuestra sociedad y necesitamos ser solidarios y ofrecer soluciones de dignidad.

Quizá esta marcha, pensada para exigir respuestas a este drama, no sería necesaria si los gobiernos de Europa estuvieran a la altura de las circunstancias. Pero no lo están.

"...La Unión está fundada sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y se basa en los principios de la democracia y del Estado de Derecho. Al instituir la ciudadanía de la Unión y crear un espacio de libertad, seguridad y justicia, sitúa a la persona en el centro de su actuación". Así reza el preámbulo de la carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea. La respuesta que, sin embargo, están ofreciendo los países de la Unión a la llamada crisis de los refugiados deja esta declaración de principios en auténtico papel mojado.

En esta situación de vergüenza, de nuevo es la sociedad civil y la abogacía las que se adelantan a los gobiernos en la defensa de los derechos fundamentales. Una vez más, somos los abogados y las abogadas quienes desplegamos esfuerzo y pericia para procurar a estas personas la protección internacional a la que tienen derecho.

Y por eso, hoy, me siento especialmente orgulloso de pertenecer a esta profesión. De ser miembro de una abogacía dispuesta a exigir, donde haga falta y las veces que sean necesarias, que nuestros gobiernos estén a la altura. De un oficio que no quiere resignarse ni asistir impasible a un vergonzante reparto de cuotas que bien puede asimilarse a una subasta de personas y derechos.

Orgulloso, también, y mucho, de la abogacía balear. De quienes integran el turno de oficio de Extranjería, que me consta, están dispuestos a trabajar a destajo cuando llegue el momento para atender con la máxima diligencia las necesidades jurídicas de quienes sean finalmente acogidos en las islas. Y orgulloso de que nuestro Colegio sea una de las 83 corporaciones de abogados del país que más letrados aporta al registro de abogados voluntarios creado específicamente por el Consejo General de la Abogacía Española para dar respuesta a una crisis humanitaria sin precedentes.

No, la abogacía no quiere acostumbrarse a las muertes en el mediterráneo ni a las alambradas de espinas. No queremos que todas esas familias caminen sin rumbo ni destino. Y no nos resignamos a las tensiones entre gobiernos por un vergonzoso reparto de cuotas. Queremos que se respete la dignidad de la persona.

Y por eso, seguiremos denunciando a los países que han optado por penar con cárcel a quienes, huyendo de la muerte, han logrado traspasar sus fronteras. O a los gobiernos que responden con hostilidad a quien tan solo aspira a sobrevivir. Por eso, también, continuaremos haciendo cuanto esté en nuestra mano para garantizar a las personas refugiadas su derecho a vivir en paz. Hubiésemos querido que el llanto en las fronteras o en las costas fuera de alegría por haber salvado la vida y no de frustración.

Queremos que los niños jueguen sin mirar hacia arriba. Que vayan al colegio. En definitiva, que ellos y sus familias puedan simplemente recuperar la rutina que perdieron a causa de la barbarie. Que vivan en paz. Que sus derechos sean respetados. Que se respete su dignidad como personas.

Y en ello seguiremos trabajando. Una profesión con alma como la nuestra seguirá aspirando a que en esta Europa de la libertad, igualdad y solidaridad, estos valores dejen de ser solo una declaración de principios para convertirse en realidad. Y por eso, os esperamos este sábado.

* Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Balears