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Antonio Tarabini

Tic-tac: ¿pactos o elecciones?

Es muy probable que esta misma semana, en torno al jueves o el viernes, fecha máxima para que los socialistas puedan celebrar su consulta abierta a todos los militantes, conozcamos el éxito o no de Pedro Sánchez; y, en caso positivo, quiénes formarían parte del pacto, sus contenidos, y qué naturaleza tendría (de investidura, de legislatura, de gobierno). Sobre el tapete están abiertas dos opciones posibles, una tercera muy remota, y una cuarta no deseable. Primera opción: pacto PSOE, Podemos e IU, que requeriría otras adhesiones y/o abstenciones de otros partidos. Segunda opción: pacto PSOE-Ciudadanos, que también exigiría otras adhesiones y muy probablemente la abstención del PP. Tercera opción muy improbable: al no conseguir Sánchez los votos necesarios el Rey encarga a Rajoy formar gobierno, que esta vez sí aceptaría el encargo, y sobre todo que contase con los votos necesarios para la gran coalición. La imposibilidad de alcanzar ningún acuerdo entre los partidos, conduciría a unas nuevas elecciones.

Al escribir estas líneas, los socialistas y podemistas están jugando al ratón y el gato, sin que sepamos a ciencia cierta quién es Tom y quién es Jerry. El candidato socialista propone un documento abierto que sirva de base para un posible acuerdo, así como su consiguiente comisión negociadora. Pablo Iglesias, el gran timonel de Podemos, reta a Sánchez y le exige una entrevista personal para acordar los nombres y perfiles de un gobierno de coalición, así como adherirse al documento que hace pocos días hicieron público. El PSOE, de momento, no acepta ni el talante ni las reglas de juego que pretende imponer Podemos. En referencia a su documento, los socialistas no aceptan líneas rojas (referéndum en Catalunya) ni determinadas propuestas como la configuración de una Vicepresidencia, cuyo titular sería Pablo Iglesias, con excesivas y absurdas competencias. Y tampoco se aceptan determinados contenidos de su documento, entre otros su propuesta (que ya ha corregido) referida al nombramiento de cargos relevantes del Poder Judicial.

¿Puede desbloquearse esta situación? Es incomprensible a no ser que Podemos lo que pretende sea "reventar" cualquier negociación con los socialistas y que se convoquen nuevas elecciones, culpando a Sánchez y compañía de no haber podido consensuar un gobierno reformista y de progreso. Pero, en el caso de repetirse el proceso electoral, ¿cúales podrían ser sus resultados? Algunos sondeos, haberlos haylos, no auguran mejores resultados al Partido Popular (tocado por la corrupción y la figura amortizada de Rajoy) ni tampoco a Podemos, porque puede ocurrir que parte de su electorado "potencial" les considere culpables de la repetición del voto. Cabe una segunda posibilidad: que su propuesta podemista, especialmente el referéndum catalán, sea un "farol" para negociar. Está por ver pero, de momento, Podemos ni tan siquiera ha nombrado a las personas que deberán negociar un "programa común". Podría ocurrir que la presión podemista se intente mantener hasta el último minuto. Probablemente, los militantes socialistas y gran parte de su electorado prefiera esta primera opción de pacto, pero no a cualquier precio.

A su vez, el PSOE han abierto negociaciones con Ciudadanos a través de sendas comisiones y documentos de uno y otro partido. Los escollos radican en las políticas fiscales y en la reforma laboral (en concreto, en el contrato único propuesto por C's). En cualquier caso, se necesitaría como mínimo la abstención de los populares, cosa muy improbable. Tal pacto parece ser el mejor visto por Felipe González y otros amortizados prebostes, pero no por parte relevante de la militancia socialista, que podría hipotecar el resultado final de la consulta (aunque no sea vinculante). La improbable tercera opción como alternativa sería la gran coalición PP-PSOE-C's, con un gobierno presidido naturalmente por los populares gracias a la abstención de los socialistas y que incluya algunas (¿cuáles?) reformas legislativas pactadas (¿incluida la Constitución?). La firma de tal pacto, inaceptable por la inmensa mayoría de los militantes del PSOE, muy probablemente conduciría a la irrelevancia política de los socialistas, que seguirían los pasos del PASOK en Grecia.

Mientras, el tic-tac del reloj sigue su camino: el próximo 2 de marzo se inicia el debate de Investidura de Pedro Sánchez, y el día siguiente se votará. Si el candidato no obtiene mayoría absoluta, el día 5 habrá una segunda votación en la que al socialista le sería suficiente una mayoría simple (más votos a favor que en contra) para ser proclamado presidente del Gobierno de España. Si no consiguiera ser investido, quedarían por delante dos meses (partir del 3 de marzo) antes de la automática disolución de las Cortes y la convocatoria de unos nuevos comicios. Repito la pregunta del título: ¿se alcanzará un pacto, sea del signo que sea, o tendremos otra cita con las urnas el próximo 26 de junio?

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