Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Papell

Responsabilidad 'in vigilando'

Esperanza Aguirre se apeó ayer de la presidencia del PP madrileño alegando la responsabilidad política in vigilando, que nada tiene que ver con la corrupción propiamente dicha y en la que se incurre cuando los subordinados cometen errores o ilegalidades sin que quien los ha nombrado y debería controlarlos se percate a tiempo de lo que ocurre.

Aguirre se ha ido alegando los últimos episodios escandalosos que ha protagonizado el PP madrileño. Concretamente, el registro llevado a cabo por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil por orden del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en la sede del PP madrileño de la calle Génova y relacionado con el posible cobro de comisiones de una constructora por parte del exgerente del PP de Madrid Beltrán Gutiérrez Moliner, imputado en el caso de las tarjetas black y actualmente "funcionario" del partido (la cúpula popular llama "funcionarios" a los trabajadores por cuenta ajena contratados por el partido para justificar, sin éxito, que no prescinda de ellos cuando son imputados).

Pues bien: no es creíble que unos hechos de menor entidad como el señalado lleven a Aguirre a dimitir de la presidencia del PP tras permanecer impasible en el cargo cuando, por ejemplo, la propia Guardia Civil, también a las órdenes del juez Eloy Velasco, practicaba una macrorredada de más de cincuenta personas, entre ellas Francisco Granados, quien había sido secretario general del PP madrileño con la propia Aguirre y consejero de la comunidad autónoma también bajo su presidencia.

También Aguirre permaneció impávida en otros escándalos muy graves, como el de los espías, en que a la sombra de Granados se creó una trama extraoficial de espionaje de unos consejeros de Aguirre contra otros, que salió a la luz en 2009 y que nunca llegó a esclarecerse. Ni cuando se comenzó a conocer lo que pasaba en Bankia, después de que Rato se hubiera hecho cargo de la entidad porque Rajoy no aceptó que fuese Ignacio González, número dos de Aguirre, el designado para resolver la crisis? La presidenta de Madrid, de cuya integridad personal nadie duda pero que como ahora se ve no tuvo gran acierto al elegir a algunos de sus colaboradores, ha tenido la piel muy dura en el pasado como para creer ahora que se ha colmado el vaso de su sensibilidad política de forma que ha tirado la toalla para asumir su responsabilidad in vigilando.

Más bien parece que, cuando Rajoy está en estado de shock tras haber dejado al PP con 63 escaños menos a consecuencia de la fuga de casi cuatro millones de votos, y cuando se acumulan los escándalos policiales y judiciales relacionados con la corrupción del PP, que habían quedado detenidos a finales de 2015 para no interferir con el proceso electoral, Aguirre ha querido señalar a su jefe de filas la puerta de salida del partido. Si ella se va por unas nimiedades en el PP regional, ¿cómo podrá no marcharse quien ha sido el gran patrón del PP mientras se han desarrollado los casos Bárcenas, Gürtel, Púnica, tarjetas black, Imelsa, Acuamed, etc.?

En definitiva, el "sacrificio" de Aguirre ha sido un mensaje para Rajoy, un señalamiento, una indirecta irónica, una bofetada. El último episodio de una batalla fallida en pos del liderazgo, en que Aguirre, que pelea por él desde el congreso de Valencia de 2008, nunca consiguió descabalgar a Rajoy. Ahora, podrá alardear de haberle dado la puntilla, cuando ella ya ha perdido toda esperanza de llegar a la cumbre.

Compartir el artículo

stats