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Llorenç Riera

La claridad del arrepentimiento

Pepote Ballester afirma que no persigue una mera reducción de condena con su confesión. Quien fuera director general de Deportes entre 2003 y 2007 y enlace directo entre Iñaki Urdangarin y Jaume Matas, explica que en un momento dado, a posteriori, adquirió conciencia de los actos delictivos en los que reconoce haber participado y decidió asumir su "responsabilidad".

De algún modo había que vestir su comportamiento actual. Hay sin embargo un punto de contradicción, un esfuerzo por el equilibrio y el pretexto en la confesión del arrepentido. Pepote Ballester confirma que todo se hizo por las bravas, en base a la condición del demandante de las altas ayudas públicas, pero intenta dar por útiles los foros auspiciados por Nóos y el patrocinio institucional del equipo ciclista profesional que abandonaba Banesto. Incluso da un atrevido paso más al sostener que el Palma Arena de coste duplicado y embrollo matriz de cuanto se dirime ahora en el juicio de Son Rossinyol, será práctico y necesario en el futuro.

Por otro lado, es muy posible que el arrepentimiento, sea interesado o sincero, resulte por igual compatible con una línea de defensa centrada en una reducción de condena que, en este caso concreto, quedaría limitada a los dos años de prisión.

El hecho es que, tal como se esperaba, José Luis -Pepote- Ballester habló largo y tendido de forma claro. Se había preparado. Aún que fuera para la azarosa navegación procesal, se había entrenado a conciencia y a sabiendas de que su medalla, caso de obtenerla, no podrá ser de oro en este caso. Será, a lo sumo, la consolación de un mal menor.

Cristina de Borbón y Ballester no se invitarían hoy a sus respectivas bodas. Su cálida amistad de antaño se ha vuelto gélida a semejanza de la expresión que los exduques de Palma mantienen en las sesiones del juicio. Tampoco volverá a jugar al pádel con Urdangarin y Matas. No hay derrota más amarga para quien ha conocido las mieles olímpicas que aquella del partido en Marivent en que se coció todo. Y todo era carta blanca para cuanto pidiera el yerno del Rey. La condición familiar era aval y justificación sobrada de Matas para otorgarle cualquier tipo de ayuda pública. La cantidad era lo de menos. Es la falta de escrúpulos de quien maneja el dinero público de forma caprichosa. Dos millones y medio de euros no son nada cuando un miembro de la familia real tiene interés en conducir el patrocinio de un equipo ciclista o en organizar eventos sobre turismo y deportes.

Ballester se declara hoy hombre utilizado. Ampara tal sentimiento en una doble dirección. De una parte, la amistad de la que se sirvió Urdangarin para enlazar con Jaume Matas y de otra, el instrumentó en que le convirtió el expresident cuando la presión para cobrar era insistente por parte del alto subvencionado. Paga y calla le vino a decir Matas, "que a mi solo me preocupa ganar las elecciones del domingo". Las ganó de forma precaria.

El tribunal del caso Nóos dictará sentencia en el segundo semestre del año. Habrá apelaciones mientras el ciudadano de Balears ya cumple condena por haber elegido a este tipo de gobernantes.

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